jueves, 6 de marzo de 2025

Pequeño lugar de encuentros

 


Cachinche


-Ninfa Monasterios Guevara- 


A lo lejos se escucha el trinar de una sinfonía. Poco a poco su sonido, emocionado y agudo, se va haciendo más fuerte y claro. Sin asomarse a las ventanas o puertas, ya la gente sabe que por ahí viene Cachinche.

Cachinche…apodo que sustituyó al nombre (Isidro Carballo) y rebautizó al hombre que tenía por carta de presentación el sonido, a veces alegre y otras, lastimero, de su sinfonía de siglos. Y su presencia! Porque no había otro personaje como él: Usaba siempre, siempre, una camisa blanquita que destacaba, entre el negro de su piel y el de su traje de flux y pantalón. También llevaba un sombrero, que le achataba un poco su figura de gigante. Terciado sobre su pecho llevaba el forro de su machete. Y en sus grandes manos: la sinfonía y un saludo, además de infinitos cayos levantados y sostenidos con el trabajo incesante dentro de los patios que limpiaba.


Limpiaba y dejaba como nuevos los que antes fueron solo matorrales y escondrijos de cotejos. Todo a cambio de unas monedas y la comida ¡pa’ salvar el día!


Salvar el día del tedio y de la resolana. No era tarea fácil para nadie y menos para Cachinche. Sus ojos eran la suma de muchas tristezas y sinsabores. Los surcos de su cara, eran tan profundos como las agonías de una vida solitaria, errante y sin abrigo. Y su boca, una gran boca, casi desdentada, de gruesas encías rojas, igual que su lengua, articulaba las palabras con un tono y una cadencia que le eran únicos, al igual que su pronunciación. Cuando Cachinche saludaba, las palabras parecían deslizarse en un tobogán extenso, con cadencia, sin prisa.


Sin prisa, tal como caminaba por todas las calles del pueblo, así hablaba Cachinche. Arrastraba las palabras tanto como sus hinchados pies, esos que apenas protegían un par de alpargatas gastadas y rotas. Se pudiera decir que la vida y los hechos de aquel hombre llevaban un mismo ritmo. Iban bamboleándose por los caminos, suave, pausada y cadenciosamente, acompañados de los sonidos de su sinfonía, como si buscara un puerto seguro al cual llegar; como si los tiempos y las distancias se hicieran más cortos o menos duros con ese andar.


Con ese andar, llegaba Cachinche a la puerta de mi casa. Se recostaba en ella y saludaba: Buenos diiiiias, ¿Cómostán poaquí?...y quedaba en el aire, ese olor suyo tan característico junto al eco de sus palabras. Es que hablaba como los negros hablan, pues. Algunas veces, después del saludo y de tomarse un poquito de agua, tocaba el cuatro que también llevaba en sus espaldas.


También llevaba en sus espaldas la certeza de saberse feo para los demás. Y una de sus travesuras consistía en hacer muecas con su cara, estirar su gran boca dejando salir un solitario colmillo y usar sus ojos como especie de globos intermitentes que agrandaba y achicaba a su antojo; todo eso para asustar a los niños y a las niñas, que salían despavoridos a esconderse tras los faldones de sus madres, que reían de buena gana.


Reían de buena gana unas y otros, con las ocurrencias de aquel gran hombre. Y le respetaban y querían, como se quiere una imagen perenne y necesaria. Pero, Cachinche, el negro Cachinche, no vino más. Se perdió en los caminos, solo acompañado por la soledad y su sinfonía.


La soledad y su sinfonía.

El arte de Rosa Montero y el cableado cerebral de los amantes de las letras


-Kreysi Dersi- 


En el vasto universo de la literatura, hay escritores que no solo narran historias, sino que tejen con palabras un mapa único de emociones, pensamientos y reflexiones. Rosa Montero es una de esas figuras que, con su estilo inconfundible, logra conectar con ese singular cableado cerebral de quienes amamos el arte. Su pluma es un puente entre lo cotidiano y lo extraordinario, entre lo íntimo y lo universal.  

Montero tiene la capacidad de contar una variedad de cosas —desde lo más trivial hasta lo más profundo— de una forma maravillosa e irrepetible. Su escritura es un espejo que refleja las contradicciones humanas, las luces y sombras de la existencia, y lo hace con una honestidad que desarma. Es esa honestidad, esa valentía para abordar lo controversial, lo que la convierte en una voz indispensable en el panorama literario.  

Por eso, decidí dedicarle un poema, un pequeño homenaje a su manera de desafiar las convenciones, de explorar los límites de la palabra y de recordarnos que, en el arte, no hay reglas, solo verdades que merecen ser contadas.  


A Rosa Montero


Escribes con la tinta de lo incierto,  

con la valentía de quien desnuda el alma.  

Tu pluma es un rayo que parte en dos  

el silencio cómodo de las certezas.  


Hablas de lo que duele, de lo que vibra,  

de lo que se esconde en los pliegues del tiempo.  

Y en cada palabra, hay un eco de nosotros,  

de ese cableado cerebral que solo el arte comprende.  


Controversial, sí, pero necesaria,  

porque en la controversia nace la luz.  

Y tú, Rosa, eres faro y espejo,  

un reflejo de todo lo que somos y tememos ser.

Cinco textos del escritor venezolano Eliezer Salinas

 


1

Soñé que estaba soñando que mis sueños los veían.

Soñé que me avergonzaba y que por eso no dormía.

Soñé que un hombre de esos,que uno ve todos los días, había llamado poemas a la propia poesía.

Soñé que me disgustaba y que por eso no dormía.

 

2

ESPEJOS

Los espejos lo molestaban. Sobre todo desde que comenzaron a reflejar su inexistente decadencia: arrugas, manchas, verrugas.

Deberían inventar espejos sinceradores, pensó.

Espejito…espejito.

Tal vez si Oscar Wilde hubiera vivido más , habría escrito :el espejo de Dorian Gray; o, mejor: los espejos de Dorian Gray.

Tendrían diferentes gradación: cinco, diez, quince, veinte, treinta…años.

Saldrías del cuarto teniendo unos sesenta años y llegarías a la calle solo de treinta. Y, de regreso, se invertirán los términos. Ya en tu habitación, tu edad reflejada te invitaría a descansar; y tú, un joven abierto a la vida, dormirás arrullado por el placer de la necesidad satisfecha y del deber cumplido por un hombre de sesenta años bien vividos.

Aunque, a lo mejor, bastaría inventar unos lentes con filtro y ajustables, que te permitieran verte y verlos(as) como a bien tengas.

 

3

La luna no tiene fases, ¿O sí?

Ella turna su duelo y se burla de aquél que la condenó a comparsa obligada de este planeta arrogante y bullicioso.

Durante siete días guarda luto cerrado, para luego empezar a desnudarse con excitante calma. No mengua, se desviste; para llegar a presentarse en su desvergonzada desnudez.

Luego, después de haber enloquecido de rabia a sus enamorados, vuelve a vestirse con tan premeditada lentitud que marea.

 

4

Se arregló lo mejor que pudo: su más provocativa e insinuante ropa interior; su vestido nuevo, vino tinto,de tiritas y alcance un par de centímetros por encima de las rodillas, se maquilló, como ella sabía hacerlo: tal y como una profesional. No había manera de estar más linda. Era la primera vez que salía después de la tragedia. Y lo hacía dada la insistencia impertinente de sus amigas: tenía que reiniciar su vida, no llegaba a los treinta años y el papel de viuda joven no le sentaba bien. El espejo le devolvió su preciosa imagen. Tomó su bolso y caminó hacia la puerta de la habitación. Un sonido de vidrio quebrándose la hizo devolverse. Miró al espejo: cuarteado en equis zizagueante, pero íntegro en su molde. Se sentó en la cama. Lo primero que se sacó fueron los zapatos y luego, lentamente, todo lo demás. Se acostó en forma fetal, abrazó la almohada de su esposo muerto y desatendió las cien veces que su teléfono timbró.

 

5

FRENTE A FRENTE

 

Un espejo le grita al otro, ubicado exactamente frente a él: ¡Impostor!

 

Cuatro Ingredientes: Poesía-Pan-Ciudad y Un Compás

 


-Ysbel Mejías-

La locha una moneda con sabor a pan

 

Danos Poesía, nuestro Pan de cada día. Anónimo

 

Sabías que el pan de locha es un pan salado y pequeño de origen venezolano de principios del siglo XX aproximadamente, y además que este pan obtiene su nombre a partir del precio de venta al público en las panaderías. La Locha, fue una moneda en nuestro país conocida también como cuartillo, esta moneda entró en circulación en 1896 y su valor correspondía a 12,5 centavos de bolívar se le llamó locha por ser producto de la combinación entre la palabra ochava (octava parte de la unidad de plata) y la contracción del artículo la. Cuando se suprime la última sílaba de esta palabra el resultado es la palabra Locha.  Dicho esto, te contamos un poco de la historia de nuestro Pan de Locha, también conocido como pan francés o pan de piquito.

El Pan de Locha, es un Pan semi rústico de miga algodonada, suave, esponjosa, de corteza marrón o tostada y quebradiza, su miga ligeramente más suave que la de la Canilla. En la elaboración de este pan se suele utilizar azúcar para darle color sumado a la grasa que ofrece elasticidad y suavidad tanto para amasar como para el consumo del mismo, generalmente en las panaderías se usa la misma masa del Pan Canilla.

Su formato es pequeño y es común en toda Latinoamérica, presenta sus particularidades en la formación para la presentación ante el comensal y es por eso que por ejemplo en Venezuela de acuerdo a cierta variación aplicada en la terminación de las puntas es también conocido como Pan de Piquito. En México se le conoce como Bolillo, Birote, Pan Blanco o igual como en Venezuela Pan Francés. En el caso del Bolillo   puede o no contener grasa en los ingredientes de preparación y lo que sí no suele tener es azúcar a diferencia del Pan de Locha Venezolano.

Cuantos Panes por una Locha

Dice mi papá, quien cada tarde paraba en la Panadería Universidad ubicada en la Av. Universidad en dirección hacia el Limón en esta urbe maracayera; a comprar precisamente el Pan de Locha, que, en su niñez por allá en Soledad, el pueblito localizado en Anzoátegui, en el oriente, él podía comprar con Una Locha hasta 10 panes yo recuerdo el olor a pan y el Crunch cuando se le daba la mordida a la punta y luego se abría para untarlo de margarina. Mi mamá esperaba la llegada con la greca de café recibiendo el calor de la llama azul en la cocina. Y entonces cuando se escuchaba la corneta del Volkswagen (tipo escarabajo) blanco; recuerdo salir corriendo hasta el portón y abrirlo con la mejor sonrisa pues sabía que iba a disfrutar de una merienda que sigue presente en memorias gustativas Pan de Locha y Café con Leche, sentada en la mesa de la cocina junto a mi mamá y mi papá.

 


La Cuenta de Pan

Recuerdo de mi padre que era un amante del pan, decir vamos a buscar una cuenta de pan al llegar a la Panadería cercana a la plaza San Juan en la av. 19 de Abril, era esa la segunda panadería a la que generalmente se iba a comprar el Pan de Locha (Pan Francés), pues, resulta que allí el pan lo ofrecían para complacer el gusto de mi papá y el de mi mamá, nos bajábamos del carro y solicitaba una cuenta de pan francés la mitad bien tostados y la otra mitad blanquitos. Entonces el chico de la barra, agarraba una gran bolsa de papel Kraft y en ella colocaba 40 panes, esa cantidad de pan fue disminuyendo en el tiempo hasta preservarse la cantidad de 10 panes en la actualidad y hasta 8 unidades de pan. También se me viene la memoria que justo en esa panadería los días domingos mi papá compraba Golfeados y Pan Andino. Pero esa es otra historia que contaremos en próximas entregas.

 

Palabras bajo libertad (XX)

 

Edición y montaje: Manuel Cabesa

 

El puente es la mujer. El puente y la cifra. Hay que descifrarla porque la mujer es así mismo el lenguaje.

Octavio Paz

(Día Internacional de la Mujer)


 

Ritual de evocación

(Poemas inesperados)

 

Beatriz Helena Peñaloza

 

 

POUR TOI

 

Chantez tout la noir

Pour moi,

Ma belle grand mere,

Avec tou vetement rouge

Et blanche

Au millieu du froid.

 

Canta toda la noche

Para mí,

Mi abuela bella,

Con tu vestido rojo

Y blanco

En medio del frío.

 


I

 

Yo amo el silencio

Por eso escribí la noche.

 

II

 

No sé cómo escribir el poema

Las palabras vienen y se juntan

Ellas mismas se organizan

O ellas mismas organizan

Lo que siento

Y no sé cómo escribir.

 

III

 

Veo trastes, cartones, objetos

Y veo un potencial

Muy útil para escribir

Lo que sea.

 

Ahora, no sé

Si lo que escribo

Sirve para algo.

 

Me ayuda

A explicarme a mí misma,

Lo que vivo

Y lo que me rodea.

 

No podría vivir de otra manera.

 

IV

 

La literatura

Es la mentira más hermosa

Que he conocido.

 

Escribiré

Beberé vino

Con tal de vivir un poquito

Qué más da.

 

Son cosas que sabemos

Y nos hacemos los locos.

 

Qué más da:

Una jugada de dados

Jamás abolirá el azar.

 

V

 

Tienes suerte

Que te acompañe

Un fantasma

Porque todos

Somos soledades

En el interesante

Juego especular.

 


VI

 

El olvido es la muerte

Es verdad

Pero somos tan frágiles…

 

A veces el olvido

Es una reacción de la mente

 

Me pregunto

¿qué queda allí del ser?

 

¿Tan fácil es borrar un ser?

 

Somos pompas de jabón

Y nos creemos de titanio.

 

VII

 

El amor también es deseo

Aunque es más que el deseo.

 

Unión carnal, posesión

Construcción y muerte.

 

Deseo de poseer el lenguaje,

Expresión del amor,

Deseo de tocar el poema

Y construir con él,

O a través de él,

El cuerpo del mundo

Encarnado por una mujer.

 

Por la mujer,

Que es el objeto del deseo.

 

VIII

 

Todo pasa se repliega

Sobre sí mismo y desaparece

Hasta borrarnos y convertirnos

En una oquedad irrevocable

 

Frente a ese hoyo negro

Sólo tengo la palabra

Para hacerlo todo de nuevo

 

Porque en las cosas importantes estamos indeciblemente solos.

 

IX

 

Un peu de vent ecrit

du bout pied un mot...

Yves  Bonnefoy

 

 

La fuerza del viento

 

Esa imagen

Siempre me ha acompañado

Como un torbellino

 

La siento siempre

 

Todo dentro

Como en un torbellino

 

Por eso me gusta

El verano,

Parece un remolino

De viento sonoro.

 

X

 

Es cierto lo que hablamos

Sobre las confesiones.

 

La magia está

En que esas confesiones

De alguna manera

Nos tocan, nos reflejan.

 

Qué hermosas, son intensas,

Pero encierran tanta verdad.

 

Quizás por eso unos poemas

Resuenan más que otros

En nosotros.

 

 

Foto: Luis Alberto Angulo

XI

 

Este silencio

ha pasado los límites

no se conforma

con esconder y llevarse

mis objetos más preciados

y valiosos

sino que también se lleva

mis palabras

mis nubes

y mis pájaros

y los hace invisibles

frente a mis ojos

mientras ríe

con infame maldad


XII

No dice la palabra

el silencio


pero en el fondo

las palabras

son de silencio

 

XIII

No tengo a la nmano

el silencio

 

lo puedo buscar luego

 

XIV

 

Fue 

lo que me enseñaron

a guardar

 

el silencio...

 

XV

 

Dócil resignación.

 


Ilustración: José Argelio Martínez

 


Beatriz Helena Peñaloza

Caracas, 4 de agosto de 1978. Docente e investigadora. Licenciada en Letras por la UCV, con la tesis Octavio Paz: erotismo , metáfora de unidad. Productora de los programas radiales “Café con leche” y “En buena onda”. Creadora del Concurso Literario Estudiantil “Teresa de la Parra”. Ha participado en encuentros sobre literatura y medios audiovisuales aplicado a la educación. Textos suyos han aparecido en la revista digital Letralia.com. En 2021 publicó el poemario  Palabras en gotas (Dirtsa Cartonera; Maracay).