viernes, 28 de noviembre de 2025

Las lecciones de la ventana


-Manuel Cabesa-


"A Ella, mi fuerza y mi forma, ante el paisaje".

J.S.P.


Lo primero que llama la atención en los poemas de "El alumno de la ventana" (Dcir ediciones, 2025) es el uso su sintaxis discursiva, totalmente alejada de ese estreñimiento del lenguaje que ha afectado a nuestra poesía en los últimos años reduciendo los espacios de la lectura en versos de muy pocas palabras sin artículos ni signos de puntuación:


"Sólo me quedan el lenguaje y los muebles de la sala que atraen la luz de la persiana y jalan lentamente la tarde..."


Por el contrario, los poemas de Rubén Darío Carrero, funcionan como comentarios que se expanden mientras se van diciendo, mientras el lector los recibe como una confesión que el poeta comparte desde su soledad apenas roturada por una ventana desde donde mira transcurrir el mundo:


"Escribo sobre lo que veo e intento volver a vivir..."


Porque de eso se trata este conjunto de textos: de dar testimonio de una soledad contemplativa; lejos del mundanal ruido, como quería Fray Luis de León, el poeta va detallando el ambiente que le rodea: cada objeto, cada ángulo de la habitación revela en sí mismo una apertura hacia la reflexión o el recuerdo:


"Sólo las cosas son sabias, 

la mesita de noche, los portarretratos,

los cuadros de la sala y las fotos de la playa;

las manchas del café 

presocráticas, pitagóricas, cínicas

son reliquias del tiempo presente 

olvidadas..."


Todo el discurso es un enfrentamiento del pensamiento con su sombra: la imagen del padre (que siempre ha sido muy significativa en la poesía venezolana), los libros leídos o por leer, los reflejos de la infancia permanecen intactos en el transcurso detenido del tiempo dentro de una habitación cerrada al Tiempo:


"Soy paciente. Espero. Escribo. 

Miro por la ventana la trampa del paraíso..."


La enseñanza de la ventana a su solitario alumno es que "la vida está en otra parte" como bien escribió Arthur Rimbaud hace muchos años atrás.

1 comentario:

  1. Me emociona la oportunidad de descubrir o más bien
    intentar aproximarme a un estilo poético hermosamente reflexivo que nos brinda una "ventana personal" no solo como símbolo topográfico y cognoscente, sino como una posibilidad de plasmar el rico mundo interior a partir de lo que la mirada y el transcurrir de las cosas y los días ofrecen.

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Un abrazo,
Rafael Ortega