Una tela en blanco muestra la desnudez
y la pureza de un recién nacido,
donde el padre (el artista) lo viste y le da vida.
-Leonardo Maicán-
Pablo Gómez
1.-
Conocí a Pablo Gómez gracias al poeta Guillermo Cadrazco, cuando éste trabajaba en el Mercado Libre, a comienzos del siglo veintiuno. Largas eran las tertulias (aderezadas con cerveza), de las que participaba asimismo el escritor Rafael Ortega, entre verduras, legumbres, frutas y un montón de nubes flotando sobre nuestras cabezas. P. Gómez es el mayor de siete hermanos (cuatro varones y tres mujeres). Este artista plástico de exuberantes colores nació en Maracay un 20 de julio de 1956, en su antigua casa ubicada en la Calle 9 de La Barraca. Una comadrona, de quien Pablo sólo conoce que se llamaba Miguelina, fue la encargada de atender el parto. San Elías reza su santo. Y no sé qué tiene que ver lo antológico con lo ontológico, más allá del significante saussureano, pero este esgrimista del pincel es también un bravo pianista, instrumento que aprendió a tocar durante su pasantía por el Conservatorio de Música del estado Aragua, entre 1966 y 1974.
Me habló de sus conflictos, de esos huracanes internos que estremecen el alma del creador: "Pinto todos los días, no puedo dejar de hacerlo. Cojo mi pincel y aunque sea unas rayas trazo. Suelo pintar de madrugada". Por un instante mi mirada se fija en su rostro ovalado, de bigotes chorreados. Y de sus ojos castaños sale esta sentencia: "El artista no duerme". Saltador de "talanqueras artísticas", en 1978 comienza su andar por las artes plásticas, terreno que se le antojaba propicio para desparramar sus demonios y fantasmas. En este campo, su primer duelo a muerte fue con la escultura, de la que conserva una vieja herida de guerra, cicatrizada por el tiempo: una mención honorífica en el Salón Tito Salas de Maracay (1984) con "Espejismos", obra en la que Pablo Gómez hace uso de un elemento innovador para la época como lo es el petróleo (alambre, cabilla, petróleo pesado). Esta etapa "petrolera" duró alrededor de diez años. Por lo general, eran esculturas que representaban a seres humanos con las extremidades superiores deformes o mutiladas, o "escondidas" tal vez entre las "vestimentas" de las figuras.
En todo caso, a través de sus mutilados, Gómez le comunicaba al mundo, al "establishment", su disconformidad ante la violencia, la guerra y las catástrofes causadas por la negligencia del hombre (sus esculturas con petróleo aparecen a partir de la Tragedia de Tacoa, 19-12-1982). Otro "salto de talanquera", esta vez dentro de las mismas artes plásticas, lo condujo a romper con la escultura para abrazar el óleo, la tela y el dibujo. El Taller de Arte Libre, que funcionaba en la avenida Santos Michelena, detrás de la plaza Felipe Guevara Rojas, fue la escuela donde Pablo Gómez aprendió a domar el salvaje impulso de las líneas y el color. Su rostro se sonroja al recordar al viejo Edmundo Chirinos, quien fue su profesor de pintura y dibujo, así como al nombrar al fallecido artista plástico Jorge Chacón, su profesor de color, quien fue el que realmente lo llevó a incursionar en la pintura.
Pablo Gómez formó parte del Grupo Sabaneta, liderado por Jorge Chacón e integrado, entre otros, por Julio Jáuregui, Padrón, Caldas, Sucre, Pérez Galeano, Uzcátegui y José Omaña. El grupo se creó y se desintegró en la década del noventa, tras el fallecimiento de Jorge Chacón. Con la disolución del Grupo Sabaneta, Pablo Gómez cerraba un círculo, ciclo que dejó una profunda huella en la obra del artista aragüeño.
Hay un cuadro llamativo en la obra de Gómez, que lleva por título "La comedia humana" (2008). Tal como lo sugiere el nombre, este collage es un claro homenaje a Balzac, y es, desde luego, un cuadro donde el autor refleja las contradicciones de la sociedad contemporánea, los antivalores. Al igual que otros creadores de la región, pero con un sello personal, en los trabajos de Gómez (como en "Alucinaciones") la presencia de figuras antropomórficas y totémicas ha cobrado una importancia vital en la "cromogonía" (la palabra es mía) del artista, elementos con los que Gómez inicia la búsqueda de arquetipos donde la memoria y el olvido yuxtaponen sus códigos de áncora oxidada para conformar un metalenguaje de miradas y acertijos.
Diciembre de 2011
2.-
El artista plástico Pablo Gómez ha
venido desarrollando una obra pictórica caracterizada por un buen manejo de las
líneas y el color, cuya temática (la soledad, la reflexión) gira alrededor de
mesas, frutas y botellas de vino (quizá como reminiscencia de la cultura
vinícola de sus antepasados lusitanos). Mesas rodeadas de colores vivos, en las
que predomina el amarillo, el rojo, el azul y el verde. Mesas con sillas, donde
con frecuencia se percibe la presencia de un hombre, en actitud reflexiva. Los títulos
hablan por sí solos: "Mesas con flores", "Botellas Nº 9",
"Frutas tropicales", "La familia con frutas", "Bodegón
con fresas".
Pablo Gómez se sumerge en la cotidianidad, en la rutina de los días. Combina los dolores del hombre, sus nostalgias, anhelos y desdichas. Es el caso de la obra titulada "Manjares de la naturaleza con niño", cuadro en el que se percibe una sensualidad que palpita a través de todos los elementos que conforman la pintura: Un niño, un perro, una mesa, silla, frutas. Hay pues un hálito íntimo y familiar que atrapa al observador desde la primera mirada. Viaje y deleite de los sentidos. Vale destacar asimismo "Los mirones son de palo", donde la presencia de dos sillas vacías y el desarrollo de una partida de dominó sugiere la idea de un tiempo detenido, a la espera quizá del desenlace del juego, que es como decir el desenlace de la vida.
Agosto de 2008
Pablo Gómez es un artista de cualidades impredecibles. Su arte es auténtico y busca proyectarse en cada una de sus obras. Excelente artista ..
ResponderEliminarFelicitaciones Pablo Gomez colega amigo gran exponente de las artes plasticas. 👍 Es tu global genial particular obra un glorioso encuentro de la musa que inspira al ser humano en su excelsa beatitud terrenal...*mano a mano*...con lo intenso de tu haber creativo diario de gran dedicación ejemplar que trasciende fronteras rompiendo barreras y valuartes de infinito entusiasmo .
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