lunes, 11 de noviembre de 2024

Dos poemas de Reimar Arcia

 

Nadie lo sabe

pero estos últimos años

mis ilusiones se apagaron,

mi fe y esperanza estaban rotas

como cuando quiebras un espejo

 

Pedazos que cuando intentas unirlos

no le encuentras forma

ni sentido

y te  dices: no hay remedio

 

Para su forma de ser

para su pasado

para ella

 

Muchos se cansaron

de ver esos pedazos

en el piso

y fueron incapaces

de levantar alguno

 

Pero suerte lo tengo a él.

Él sabía que esto pasaría

él sabía que todo

estaría destrozado, roto y en pedazos.

 

Sin embargo

él me acepto

tal y como soy,

no me juzgó.

Me comprendió

me ayudo con sus palabras,

y con su amistad

me dio la fuerza que necesitaba

para recoger esos pedazos.

 

Me enseñó

que no importa

si los vuelvo a pegar

jamás quedarán igual,

y eso está bien

porque todo en la vida cambia

y también sanas.

 

 

 

***

 

 

No soy de hierro pero tampoco de cristal.

 

Me la paso descargando canciones, pero al final termino escuchando

las mismas de siempre.

 

Me gusta mi soledad,

aunque a veces me pone triste.

 

Aprecio la compañía,

pero por otro lado amo la soledad.

 

No me gusta demostrar debilidad,

pero suelo ser muy sensible.

 

Soy muy sociable,

pero también tengo mis silencios.

 

Me encanta comentar mis sueños,

pero la verdad es que poseo secretos que sólo yo misma sé.

 

 

 

IG: @reimararcia


2 comentarios:

  1. De pequeña andabas con tu espejo. Te veías libre y Pura. Hoy tropieza el espejo, sigues igual.

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  2. Me parecen muy buenos estos poemas de la joven Reimar Arcia,
    hablan de una intimidad juvenil, quiero decir: como toda muchacha de su edad tiene sus búsquedas y sus anhelos; pero también sus dudas y temores.
    Todo esto está delicadamente expresado en sus palabras, donde no hay espacio para las tristezas ni las lamentaciones.
    Esperemos que nuestra novel poeta se mantenga en esta ruta y que podamos a futuro seguir disfrutando de su trabajo que apenas se inicia.

    Manuel Cabesa

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Los blogs se alimentan de palabras, gracias por dejar sus comentarios en el mío.
Un abrazo,
Rafael Ortega