-Rafael Ortega-
José Campos Biscardi nació en Arboledas, Colombia, el 22 de diciembre de 1944, y reside en Venezuela desde 1953. Realizó sus estudios en las escuelas de artes plásticas de Cúcuta, Colombia, y de San Cristóbal, estado Táchira.
Desde que era un niño sentía una gran afición por el dibujo y la pintura. Hacía historietas y les dejaba los espacios para colocar los textos cuando aprendiera a leer.
Cuando comenzó formalmente sus estudios de artes plásticas -a la edad de 17 años de edad-, en sus manos fue a parar un libro sobre las obras completas de Vincent Van Gogh, lo cual lo conmovió tanto que decidió entregar su vida a la pintura.
En aquel tiempo, su primer encuentro con el arte moderno fue a través de un libro donde estaban las obras más importantes del Museo de Arte de Nueva York y desde allí tuvo una clara visión de lo que sería su futuro.
“Yo quise ser como los mejores pintores del mundo y terminé siendo Campos Biscardi”, expresó.
Tras exponer individualmente su obra en la Biblioteca Pública de San Cristóbal (1965) y en Cúcuta, Bogotá (1967), Campos Biscardi se trasladó a Caracas, en donde comenzó a darse a conocer en el marco de los salones consagrados a la nueva generación que se reveló al despuntar la década de los setenta y a la cual él mismo perteneció.
Hoy en día, José Campos Biscardi tiene más de cincuenta años dedicados al mundo de las artes plásticas y ha obtenido numerosos premios y reconocimientos por sus obras.
En cuanto a su visión sobre el arte, Campos Biscardi considera que es una de las profesiones más hermosas que existen en el mundo, pero a su vez es la que requiere mayor disciplina porque no tiene horario fijo ni salario básico.
“Trabajamos hasta en los sueños y no nos jubilamos. Entregamos nuestro espíritu y corazón a los ojos y oídos de toda la humanidad”, sentenció.
Más de cinco décadas después, aún conserva la nota de prensa de un periódico de San Cristóbal, estado Táchira, cuyo titular era: “Joven de 17 años expone en Táriba” y en el antetítulo decía: “Sus cuadros merecieron calurosos elogios en Capacho”.
Al igual que este artículo de prensa que conserva con mucho celo, Campos Biscardi guardó para sí mismo una frase de su amigo Julio Pacheco Rivas: “Un premio es un saludo en el camino”.
Con estas palabras queda claro que a lo largo de toda su trayectoria, muchos han sido los premios y galardones que Campos Biscardi ha recibido con plena humildad.
Acerca de la temática de su obra, el maestro señaló que en sus comienzos pintaba piernas con nubes y paraguas, luego pasó a plasmar el cerro El Ávila y ahora trabaja sobre las minas antipersonas.
“Uno va tomando cosas de diferentes sitios, épocas e historias”, reveló.
El maestro Campos Biscardi se puede considerar como el nuevo pintor de El Ávila, montaña que dice heredó del también pintor Manuel Cabré, al que ha dedicado una buena parte de su obra durante su vida artística.
“Es que El Ávila es un icono, un personaje que me da muchas posibilidades. Lo he puesto a bailar, a caminar por el vagón del Metro de Caracas, lo trato como si fuera un niño. Hay obras donde aparece El Ávila rescatando a un pequeño Ávila herido, lo pongo de papá, lo abrazo con el cerro Monserrat de Bogotá, haciendo un saludo binacional”, afirmó el artista.
A través de su obra ha representado a nuestro país en importantes Bienales en París, Brasil, Puerto Rico y en Beijing, China. Las exposiciones de su obra lo han llevado a ocupar destacados lugares en países como Estados Unidos, Alemania, Suiza, Bulgaria, Israel, Italia y otros.
Campos Biscardi sostiene que ha llevado a pasear a El Ávila a todas partes. “En Suiza hice una serie que se llamaba Ávila en la tierra de Guillermo Tell, son cuentos de Guillermo Tell. Estuve pintando allá en Suiza e hice esa serie, luego lo llevé a Bulgaria y lo puse abrazado con una nubecita búlgara”.
Recordó que en una oportunidad le tocó describir de manera conceptual su trabajo con la finalidad de publicar una breve reseña en un catálogo del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas y escribió: “Soy un pintor costumbrista porque surrealista es el país”.
Incluso, Campos Biscardi es de lo que piensan que la sátira es parte fundamental de la vida del ser humano. Es por ello que su obra se ha caracterizado por ser impecable en el tratamiento del dibujo y el color, impregnándola casi siempre de un humor en ocasiones negro y en ocasiones blanco.
Y aunque reconoce que su transitar por el arte ha sido duro, no duda en asegurar que ha sido maravillosamente placentero. “No sé si es un grado de masoquismo, pero yo he sido feliz y hago lo que más me gusta”.
Por este motivo, Campos Biscardi recomienda “paciencia, curiosidad y unas ganas inmensas de trabajar duro sin esperar nada a cambio”. Cualidades que el artista cree necesarias en todo aquel interesado en dejar volar su inspiración y plasmar su propia realidad para convertirla en arte.
Pese a que no acostumbra dar consejos, sugirió a los jóvenes que deseen hacer carrera dentro del mundo de las artes plásticas que deben trabajar muchísimo porque el camino no es nada fácil.
“Es difícil superar el lienzo en blanco, pero una vez que dominas la técnica lo demás surgirá solo”, concluyó.
Caracas, Venezuela, marzo de 2013
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Rafael Ortega