-Leonardo Maicán-
Este libro exhibe, como una exquisita vitrina la cruda realidad social, los sueños e imposibles de Erasmo Fernández, del hombre mismo, de la Maracay que palpita y muere en cada esquina. Toda ciudad se merece el color con que la designa el ciudadano de a pie: el demente, el drogadicto, la prostituta de la plaza, el borracho lúcido que alza la voz para anunciar el fin del mundo, el malandro, el enamorado... Ensalada de imágenes y sentimientos ambiguos que encarna el alma de esta ciudad que vive, muere y gime con el acento agreste de una maldición clavada en plena calle: “Unos muchachos se pelean una fumada,/ salen perseguidos por el centinela./Selladores de cuadros de caballos/ en fila india, miran el procedimiento/ avanzando despacio./ (...)/ A lo lejos, un borracho dormita,/ un demente discute con un poste/ golpeándolo con su suéter negro en plena cara.”.
La poesía de este poeta “maldito” aún no ha sido medida ni
pesada en su justa dimensión. Sin embargo, con la publicación de su segundo
libro, Caminatas, Fernández irrumpe
de nuevo, con redobladas energías, en la escena literaria del país. Esto no
quiere decir que el arco temporal que media entre las fechas de publicación de
sus dos libros (10 años), el poeta haya dejado de escribir. En definitiva, y
quizá suene exagerado afirmarlo, con Caminatas
Erasmo Fernández se consolida como una de las voces más importantes de esta
comarca llamada Venezuela. El tiempo habla a través de la poesía. Y su
veredicto es irrefutable.
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Rafael Ortega