martes, 24 de septiembre de 2024

Palabras bajo libertad (IX)

 

 ¿Palabras?

Sí, de aire,

y en el aire perdidas.

Octavio Paz

 

Selección y edición: Manuel Cabesa

 

***

Fémina Suite

 

Presentación

 

La poesía escrita por mujeres en Venezuela tuvo a partir de los años 80 un crecimiento exponencial.

La tradición hasta entonces registraba apenas una decena de nombres, significativos pero en bajo nivel estadístico con respecto al panorama visualizado hasta la penúltima década del siglo XX.

Aragua no ha sido la excepción y la presencia femenina en nuestras letras es tan amplia y de registro tan diverso que ya reclama un estudio objetivo sobre el tema.

De las generaciones más recientes pertenecen las voces de estas cuatro figuras convocadas en este espacio, a propósito del recital Poesía en la Casa que se efectuará este viernes 27 de septiembre en la Casa de la Cultura de Maracay.

Skarlet Boguier, Gloria Dolande, Beatriz Helena Peñaloza y Astrid Salazar han sabido afianzarse como voces interesantes dentro del amplio conglomerado femenino de la región que viene realizando una poética rica en matices, sugerencias e imágenes.

He aquí sus textos:

 

I

Ese monstruo que me habita

y cuando sale no le reconozco

ha apagado las luces de la torre

apenas una llama tenue titila en el fondo

 

No me veas donde no estoy

la respuesta es el silencio

sólo queda el flagelo

al soltar las cadenas de esa que contengo

 

Ese huracán que arrasa con todo también soy

aunque me niegue sin mirarme

sin ver más allá

que mi engañosa imagen frente al espejo.

 

II

La luz del hastío

 

Agotamos la historia

hasta el repudio

 

Llegará el día

en el que ya no podamos

ver nuestros rostros

 

Agotamos las horas

hasta el duelo

 

Lloverá como esta noche

en la que cada gota

es un instante de luz

III

 

Fluctuaciones del fuego

 

1Una chispa basta para encender la mecha

2 la chispa es una flor de fuego a punto de abrirse

3 Brota como llama doble

4 agitan la candela de sus cuerpos hasta fundirse

5 es ahora una sola lumbre en erección

6 el rojo crepitar de elevadas combustiones

7 arde alto la indómita llama hasta saturar su brillo

8 Muta en la llama doble

9 Escinde su fuego, cae en la trampa del duplicado

10 un incendio de serpiente ondula en una danza constante

11 lucha la doble llama para no extinguirse

12 Se da cuenta de que siempre fue una y se extingue.

 


                                                  
  Skarlet Boguier

 

***

 

I

 

Mi abuela

decretó el día de su muerte

quizá en agosto

en su cumpleaños desde hoy

pregunta por la fecha

 

mi mamá

ignora el momento exacto

pues nunca aprendimos

a leer los calendarios chinos

donde las lunas

susurran secretos

y la abuela es la única

que sabe cuándo partirá.

 

II

 

Los amores imposibles son platónicos

lanzan puñaladas certeras

nunca se concretan

mueven mundos a su manera

hacen y deshacen

desechan lo posible.

 

III

 

Los ideales de amores perfectos

se esfuman a diario

escriben historias que se destejen

a destiempo

así son los amores perfectos

no se entienden ni se abrazan

se extienden a diferentes latitudes

los amores perfectos se queman

                                                        Gloria Dolande

 

***

I

 

Máscara

 

Refugio divino

Pasadizo secreto

Ficción encarnada

Superpuesta

Disfraz del vacío.

 

Muéstrala de nuevo

En medio de un ardid

Con brillos y reflejos.

 

Devela esa postura

Y me eleva

Aunque esté sujeta al suelo.

 

Inmóvil.

II

 

Máscara II

 

Nada es verdadero:

 

¡Escondite!

Hermosa apariencia,

máscara del vacío

 

                       La palabra

 

¿Por qué asombrarse

de la vaciedad entonces?

 

III

 

Despedida

 

Me despido de las locuras

De los dobleces

De las bienvenidas y los abrazos fingidos

De las iniquidades

Esas normalidades de lo incoherente.

 

Me despido del festín opulento

De la celebración absurda

Que desdibuja la esencia.

 

Me despido del festín forzoso

Donde reinan las máscaras, los abrazos, los te quiero,

Mientras hacen pedazos CON migas de carne humana.

 

Me despido de las falsas estructuras

Del qué dirán

De la convivencia en un harén infinito.

 

Me despido y no pienso volver

Prefiero celebrar los no cumpleaños

Junto al conejo blanco y la oruga

Y ser esa Alicia que huye a la libertad.

 

                                              Beatriz Helena Peñaloza

 

***

I

 

Poesía

 

Un 21 de marzo

cuando se retiraba la tarde

dormí en tu pecho.

Viajé hacia tu casa

donde me diste un patio

con alfombra de hojas verdes y secas,

una mata de mango para guindar las letras

la bromelia, el jardín de suculentas.

Me fui despacio hacia tus venas

y cada cuarto estaba hecho

de cajas y maletas; el pasado no podía salirse, el futuro ahí a la espera.

Dudo si este recuerdo sea el poema

ahora cuando el cristofué se posa en la rama y el aroma a café se cuela.

No hubo pacto

no hay promesas

sólo yo desde la hamaca

meso tu ausencia

y esta noche es tu pecho almibarado

mi hogar calma. Quietud plena.

 

II

 

Pozo

 

Pasó el año

y aún remojo en eucaliptos las sombras

de un cuello estrangulado

de una piel lacerada

de una voz con su eterno jaque mate

miento al decirte que el pasado ya no me toca

todavía se me va el oxígeno

y paso la noche hablándole a un dios sordo.

Miro desconcharse el techo

paso el seguro de la puerta cuarenta y dos veces

y me pregunto cuándo compraré el candado, quizás eso ayude. Me resigno.

Leche tibia, agüita dulce, manzanilla. ¿Quién se atreve a venir a esta casa?

Las letras ya no dan la bienvenida. Ya no puedo hacer lo que me piden.

No bebas de mí.

Porque sólo soy este pozo que tiembla cuando te asomas.

 

III

Puente

 

Soy un puente

lo sé

me lo cantan en susurros mis ancestros.

Conecto la noche con el día

y sólo los que buscan la luz

han de atravesarme.

Mi propósito está escrito.

Aunque a veces rompa las ventanas

y me beba todas las cervezas de la barra.

Muchos se quedan a mitad del camino

mirando cómo corre el agua por mis piernas.

Otros se detienen por varios días,

a veces sólo por horas cuando el sol está por despedirse.

Y duermen arropados de estrellas y luciérnagas.

Una vez cruzó en mí un hombre alto

su Alma también era de puente

fue la única vez que respiré

pintó las barandas, barrió las huellas,

pulió los peldaños, cambió casi todas las maderas.

Y para quienes iban descalzos puso una alfombra de eterna primavera.

Tu trabajo también puede ser este, me dijo.

En ese instante ninguna otra voz se aferró a mis oídos.

Soy un puente

lo sé

pero hay pisadas tan fuertes

¡Dios mío!

Mírame.

Rota

descolgada.

Busco un nuevo sitio mientras bailo sola en la pista. Ebria. Extraviada.

Sin paso.

                                                        Astrid Salazar

1 comentario:

Los blogs se alimentan de palabras, gracias por dejar sus comentarios en el mío.
Un abrazo,
Rafael Ortega