"Un gato cruza sobre el puente de la luna..."
Octavio Paz
Selección y edición: Manuel Cabesa
Presentación
Cada ocho de agosto se celebra el "Día Mundial del Gato" en tributo a esos pequeños felinos que merodean por toda la casa.
Su presencia en la literatura es añeja y variada:
"¿No hay acaso un lugar, una mágica estampa iluminada, en esas fundaciones de papel transparente que erigieron los grandes, ellos, los señores de la mirada larga y al trasluz, Kipling, Mallarmé, Carroll, Eliot o Baudelaire, para a otras indescifrables criaturas como tú?"...
Escribe Olga Orozco en sus "Cantos a Berenice" (1977), el poemario que dedicara a su añorada gata.
Para celebrar este día un grupo de amigos se reúnen en este espacio para evocar a la mascota elegida de Osiris.
***
3. Acerca de gatos y otras especies humanas.
Los Gatos
Los fervientes enamorados y los austeros sabios,
Llegados los años venerables, suelen amar
A los gatos imponentes, señores de la casa,
Que como ellos son también sedentarios y friolentos.
Amigos de las ciencias y lo sensual,
Prefieren el silencio y el horror tenebroso,
Érebo los tomaría por corceles fúnebres,
Si tuviera el poder de domar su vanidad.
Con silueta pensativa toman una actitud de nobleza,
De gran esfinge aletargada en su soledad
Sumidos en un sueño que no tiene fin.
Sus entrañas son engendradas por destellos mágicos,
Y migas de oro y fina arena
Irradian un místico fulgor en las profundas pupilas.
Charles Baudelaire:
"Las flores del mal".
(Versión: Manuel Cabesa)
***
Gato
Tienes que dejar que llegue a ti
como llega una conjunción de planetas
como cae la gota de nube en la tierra
como el beso de la muerte en el séptimo sello
la corona de las verdades
el viento y el infinito agujero negro de la luz
Si decide estar a tu lado
háblale como a cualquier otro ser inteligente
no lo juzgues, ni subestimes su conciencia
Pero, por sobre todas las cosas
No obligues al gato
No le hagas cariño cuando no quiere
No lo fuerces a dormir contigo
Déjalo soñar
Déjalo vivir
Deja ser al gato
Skarlet Boguier
***
Sentada
debajo de la ventana
escribo
Vigilo la calle
Horas de espera
Pasan los días
Reviso el patio
Confío que llegues
por el jardín
cubierto de cadillos
renqueando
y una oreja lacerada
Atenta
hay ruidos
sólo un desfile de gatos
Pasan los días.
Mercedes Carmona
(En la ausencia de mi gato Vladimir Ramón).
***
Días desatendidos
Aproveché el sueño y decidí por los gatos
preferible ante conejos, picures y rabipelados.
Mi elección contrastaba con el acontecer fuera de control
de rechazos inusitados y emboscadas en zonas calientes.
Los veinte gatos
se estremecían en mi estómago
encerrados en un costal de fique
encerrados en un grupo de whatsapp,
aislados en el desespero de querer adormecerse
y mitigar el hambre con un hígado encebollado.
El sueño anida en la burla
al querer asumir el papel
de un personaje de Murakami.
La calle muestra otro paisaje, el de las multitudes
agolpadas en puertas de supermercados
atentas a un extraño poder de convocatoria.
Una selfie en Stonehenge desentona,
al igual que distraerse en un concierto dirigido por John Williams.
Las miradas de oprobio son tendencia en twitter
el ahogo voluble se confunde con una angina de pecho
con la ilusión de los fuegos artificiales en la madrugada
que anuncien el giro de timón, el fin de una era gris
el fin de los años de vacas flacas y espigas marchitas
el fin del invierno para muchas cigarras
el fin de los gatos renuentes a abandonar mi estómago
y la actualización de una nueva página.
Son los tiempos que vivimos
en que nos vestimos con trajes de mercurio
todo mientras la muerte sigue con paso lento
al carro que se va a quedar sin combustible.
Nesfran González
***
Vida felina
a Benito
Tener un gato
es como tener
un hijo malandro:
duerme todo el día,
roba tu comida,
sale de noche,
regresa de madrugada,
no sabes con quién anda,
se mete en líos en la calle.
Pero, a pesar de todo,
siente afecto hacia su criador
y de vez en cuando regresa a casa
con una ofrenda.
Rafael Ortega
***
Se asoma a la ventana
baja sigilosa
hacia la puerta del zaguán
se escabulle
hacia el patio de enfrente.
Siguiendo el olor de su amado
suspira
pero no lo veo
hace días que no viene.
Ella
la gata enamorada
maúlla noche y día
llamando sin cesar
y sabe
que desde hace rato
paseo por allí.
Se detiene
encuentra su rastro
da vueltas con su espada
se impregna de su olor
sigue hacia la tierra
rasca su espalda
deja su rastro
para que pueda encontrarla.
Suspira
mira a todos lados
es inútil
maúlla de amor y nostalgia
se devuelve sin luz
triste.
Ha sido en vano.
Beatriz Helena Peñaloza
***
Hoy los hijos han enterrado su gato,
cerca de si,
era un felino estrictamente negro
que no sabía jugar con pelotas de hilo
o seguir puntos de luz ingenuamente,
amaban al compañero huraño
que nunca caminó techos ni corrió desventurado
por el ruido del mundo
tenía la inocencia de infligirse en su piel
grandes abrasiones por estrés,
Camila lo curaba con esmero
era la única a la cual seguía indicaciones
tenían una complicidad espontánea
mordia a Maximiliano
y se ganaba el perdón con mansedumbre
quizá este en el edén de los gatos
hoy mis hijos le han sepultado
no quisieron incinerarlo o abandonarlo
supieron amarlo hasta sus últimos estragos
los siento llorarlo, era un gato negro
no marchaba por los techos ni caía parado
nunca arañó los minutos
que nos acompañó estos años.
Helio Uzcátegui
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Un abrazo,
Rafael Ortega