viernes, 26 de diciembre de 2025

Vera una historia de (futuro) lector


-Manuel Cabesa-


He estado revisando las informaciones acerca del reciente Premio Planeta 2025, y no son nada alentadoras.

Al parecer "Vera una historia de amor" (así, sin la coma entre Vera y lo que sigue, sin paréntesis para lo que sigue y en última instancia sin acento en la primera palabra para que tenga un sentido: "Verá una historia de amor" y de esa manera advertir al lector lo que vino a ver), es una historia plana, sin incidentes, sin personajes profundos o atractivos al menos, ni otro ingrediente que justifique el tiempo que se le pueda dedicar. 

Creo que aún no circula de forma digital, y si así fuera no sé si vale la pena arriesgarse. El asunto es que hemos llegado al llegadero, al parecer: darle certificación a una escritura que cualquiera puede realizar para compartir en su Facebook sin que por eso se le considere un escritor.

Más temprano que tarde todo ese movimiento de banalización, frivolidad, y falta de innovación tenía que dominar la escena literaria y encaminarnos hacia una literatura que se expresa pero no dice, y si dice no seduce quedándose en la epidermis, que pretende conmover pero donde todo es amor, pan y mantequilla.

Llegados a este punto, cualquier persona que se lanza a escribir sin el más mínimo sentido de la responsabilidad que significa hacer una obra literaria aspirará premios y reconocimientos por cualquier cosa que salga de sus dedos (ya que para escribir así el cerebro entonces no hará falta) como sucede actualmente con todos los que publican a diario miles de poemas y textos en las redes y sólo aspiran el breve "me gusta" como señal de aprobación. 

Tampoco hará falta dedicarse años enteros a leer un sin fin de autores para penetrar en los laberintos del alma humana y aprehender los mecanismos del oficio, porque muchos prefieren ser "sensibles" antes que "inteligentes pero incomprendidos" o, y todavía peor, "difíciles de entender".

Juan Del Val, ganador del Premio Planeta 2025


Ya nadie lee a los autores que no sólo realizaron una obra, sino que con su esfuerzo fueron ejemplo para otros autores que se iniciaban en un campo minado de estructuras textuales y formulaciones lingüísticas; donde la Historia no era un simple recuento de hechos sino esa "pesadilla" de la Stephan Dedalus "no podía despertar" o el "infierno" según Jean Cocteau, y esto es válido tanto para la poesía como para la narrativa, para el ensayo como para el periodismo. 

Difícil sería pensar que, siguiendo este ritmo, alguien que aspira a llegar al Poema se introduzca en las radicalidades de un César Vallejo, Huidobro, Lezama Lima, Cernuda u Octavio Paz, por sólo mencionar los más importantes (entre varios) de nuestro idioma. O seguir las lecciones de Julio Cortázar, Juan Goytisolo, Carlos Fuentes o Alejo Carpentier, ídem en lo que respecta a la novela iberoamericana.

Bastará, entonces, como referentes los poemas más conocidos del frondoso Neruda y esas citas cada vez más sospechosas de Mario Benedetti que circulan por las redes para ser "sensibles" y aceptados por la mayoría, mientras se van acumulando uno a uno diplomas y reconocimientos a la labor de nuestro ego que, al parecer, será el único beneficiado en este proceso, mientras nuestro nivel intelectual retrocede. 


Posdata: no he leído el reciente Premio Planeta... quién sabe, a lo mejor lo leo y hasta me gusta, porque yo también soy muy sensible, me olvidaba decirlo.


25/12/2025

1 comentario:

  1. Publicar para ser reconocido se ha convertido en una tarea, más bien en una competencia de quién escribe más.

    ResponderEliminar

Los blogs se alimentan de palabras, gracias por dejar sus comentarios en el mío.
Un abrazo,
Rafael Ortega