Rondalla: Conjunto musical de instrumentos de cuerda; Cuento, conseja, romance; Conjunto de personas que van tocando y cantando por la calle.
Edición y nota: Manuel Cabesa
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Con País portátil, Adriano González León se convirtió en uno de los narradores más importantes de finales del siglo XX en nuestro país; pero también fue un fino cronista, observador de aquellos acontecimientos que forman parte del carácter de un pueblo. A manera de conseja (una de las significaciones de la rondalla) compartimos en esta oportunidad fragmentos de un artículo suyo bastante antiguo.
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Entre la historia y la leyenda
-Adriano González León-
Decir diciembre es decir Navidad. Es mirar en los escaparates rostros de una nobleza casi divina, pastores de barro celeste conduciendo rebaños inocentes, mozas con la frescura de los cántaros en la cabeza, estrellas de magia mínima por la gracia del talco y la hojalata.
Y en medio de todo este universo, la serena humildad de José desata la admiración sobre María y Jesús. Espiados silenciosamente por el buey y la mula. Luego vienen las hierbas, los papelillos coloreados, las nubes de algodón, las coronas de muérdago, los astros de cristal y los animales puros.
Todo lo que configura la navidad estática del almacén, ya que después, algún muchacho en un barrio cualquiera de la ciudad, con una caña de bambú cargada de materia explosiva, anunciará el momento de la acción, el tiempo en que la Navidad cobra movimiento y se hace fiesta por las calles y los parques.
Es entonces cuando los carteros llaman a las puertas con tarjetas llenas de fervor de los amigos lejanos, cuando cohetes y triquitraques escandalizan por la esquina y las campanas se abren sonoras y magnificas y los patines levantan chispas sobre las avenidas y los juguetes abandonan sus cajas de cartón para entrar en la leyenda de los niños.
La vieja navidad, quizás desde los tiempos coloniales, fue la sobria reunión familiar en la que el dulce de lechosa, el turrón, el pan de jamón, la cena de hallacas y el vino añejo constituían las viandas de los invitados.
Esta es la Navidad. Esta es la historia y la leyenda de una fiesta de siglos tan vieja como el andar religioso por el mundo, tan llena de la más sabia esencia del hombre, empeñado en encontrar a través de símbolos y mitos.
Toda esa coincidencia del nacimiento de los dioses en la Tierra señala la unidad misteriosa que hay en la imaginación creadora y en su deseo de hurgar en lo desconocido, de remover las peñas y mantener la Tierra y florecida.
Y esos dioses sean árboles o piedras o ramas de muérdago, serán siempre el deseo más hondo y la más iluminada esperanza. Serán testimonio de que el hombre alguna vez inventó bellas historias para evitar las afrentas de los animales, de los incendios, de las estaciones y de los otros hombres.
Caracas, 25 diciembre de 1954

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Rafael Ortega