-Roberto Santana-
Estrategia contra el movimiento (1983): La táctica del metal en la hora cero
Si el debut de Resistencia fue un estallido instintivo, Estrategia contra el movimiento (1983) representa el momento en que la furia se transformó en intelecto. Este álbum es un monolito de Heavy Metal cerebral erigido justo cuando el espejismo de la bonanza petrolera venezolana se desvanecía. Es la banda sonora de una Caracas que dejaba de celebrar para empezar a resistir.
La consolidación del metal pensante
La trascendencia de este álbum para Resistencia es absoluta: significó la validación de su propuesta como músicos de carrera. Tras el rápido aunque subterráneo éxito de su debut, la banda enfrentaba el desafío del "segundo disco", optando por sofisticar su lenguaje. Estrategia contra el movimiento cimentó la reputación de Resistencia como la "banda pensante" del rock nacional, diferenciándose de sus contemporáneos por una lírica más existencialista y una estructura musical que priorizaba la atmósfera y la técnica sobre la velocidad pura. Fue el álbum que los confirmó como artesanos del género.
El diamante en bruto vs. El diamante pulido: Comparación con Dacapo (1984)
Hoy podemos enmarcar retrospectivamente lo que representa este álbum para el desarrollo estilístico de la banda, haciendo una comparación con su sucesor, Dacapo. Si Estrategia contra el Movimiento es la fuerza tectónica de un heavy progresivo, Dacapo es arquitectura refinada de ese sonido.
Lejos de una ruptura, Dacapo representa una continuidad madura de la línea trazada en 1983. La diferencia radica en la producción y el equilibrio. Mientras que Estrategia... se mantiene en una propuesta más cruda y guitarrera, Dacapo expande la paleta sonora. La inclusión de teclados y una mezcla más cristalina no suavizan la propuesta, sino que le otorgan una elegancia progresiva más marcada. Ambos álbumes comparten la misma búsqueda de un rock pesado e inteligente, pero Estrategia... registra la tensión del momento y la fricción del metal clásico, mientras que Dacapo permitiría a la banda respirar, ofreciendo letras que, aunque temáticamente análogas en su poética, se presentan con una accesibilidad melódica mayor, fruto de una banda que ha aprendido a controlar sus propios decibelios para ganar en matices.
Estrategia de una arquitectura sónica
La atmósfera de este disco –salvo el Preludio antes de "Hombres libres del mañana"- es tensa y densa. Las composiciones abandonan la estructura verso-coro simple para explorar pasajes instrumentales más intrincados, cambios de compás y dinámicas que van del susurro amenazante al riff explosivo.
Las letras profundizan en la crítica social y la introspección histórica. Hay un sentido de urgencia y reflexión, como sugiere el título, que se aleja de la temática meramente urbana.
A pesar de las limitaciones técnicas de 1983, el álbum logra un sonido compacto donde cada instrumento tiene su espacio, evitando la "bola de ruido" común en grabaciones amateur de la época.
La elevación del estándar
El aporte de este disco al rock venezolano fue elevar la vara de la exigencia técnica. Resistencia inyectó al Heavy Metal criollo una dosis de intelectualidad compositiva, demostrando que el género podía poseer una complejidad armónica digna del Rock Progresivo. No inventaron el género, pero en Venezuela lo refinaron, y fue un puente esencial para que audiencias acostumbradas al Rock Sinfónico de los 70 pudieran transitar hacia el Metal de los 80.
Navegando la crisis
Biográficamente, la banda atravesaba un momento de profesionalización forzada. El grupo sufrió una mutación crucial en su base rítmica: la salida del bajista Víctor López Inaudi, siendo Luis Panero Benito el encargado de asumir las cuatro cuerdas para esta grabación. Este cambio obligó al grupo a reajustar su química interna en tiempo récord para entrar al estudio, demostrando una resiliencia que honraba su nombre y garantizando la continuidad de su estilo a pesar de la transición.
Una maquinaria reajustada
El desempeño individual en este álbum es de un nivel sobresaliente. La interpretación de César Somoza alcanza cotas operísticas. No sólo utiliza su voz para cantar, sino para dramatizar, con un control del vibrato y los agudos que le otorgan a las canciones un aire solemne y teatral.
La dupla Rodrigo Yoma y Marco Tulio Ciargo en las guitarras es el corazón textural del disco. Ambos músicos se complementan magistralmente, alternando entre riffs sincronizados de alta precisión y complejas armonías de guitarra. Este enfoque a dos voces permite que el álbum explore la agresividad del metal al tiempo que incluye fraseos melódicos limpios y arpegios que elevan el Hard Rock al plano Progresivo.
Luis Panero Benito, el nuevo bajista asume el reto con solvencia. Su estilo es sólido y preciso, anclando las exploraciones de Yoma con un groove oscuro y urbano, pesado y ágil.
Ricardo Escobar mantiene la cohesión con una percusión contundente y precisa, adaptándose a los cambios de ritmo con naturalidad.
El fin de la ilusión
El álbum se lanza en el año del "Viernes Negro" (febrero de 1983). El país despertaba brutalmente del sueño de la "Gran Venezuela". La devaluación del Bolívar y el control de cambio fracturaron la economía y la psique nacional. El título Estrategia contra el movimiento puede leerse como una respuesta a este estancamiento social. El álbum captura el espíritu de los tiempos en una nación que ve cómo sus estructuras se tambalean; es una banda sonora de la desilusión y la necesidad de una nueva táctica de supervivencia, pero también un ejercicio de reflexión histórica y búsqueda de una identidad colectiva e individual.
Tribus de asfalto
En la Caracas de 1983, la escena rockera estaba polarizada y vibrante. La ciudad era una selva de concreto donde el rockero, el "comegato", buscaba su espacio y su reconocimiento como parte del clan. Existía una rivalidad amistosa entre las huestes de Arkangel, que representaban el lado más teatral y directo del metal, y los seguidores de Resistencia, que abogaban por una estética más sobria, urbana y musicalmente compleja. Estrategia... le dio a esa tribu urbana una identidad más madura, alejándolos del estereotipo del outsider y acercándolos al del crítico social.
Del instinto a la razón
Al mirar hacia atrás, hacia Hecho en Venezuela (1981), el contraste es evidente. El primer álbum, que incluye el clásico "Hassan Ben Sabbath", aunque siempre con un desempeño impecable de todos los integrantes, era visceral, crudo y callejero; un grito de "aquí estamos".
Estrategia contra el movimiento, en cambio, es reflexivo. Si el primero era un golpe de puño, este es una partida de ajedrez. Musicalmente, se abandonó la inmediatez del himno de estadio para buscar la profundidad de la composición elaborada. Se perdió algo de la frescura salvaje del debut, pero se ganó en profundidad y longevidad artística. Es el paso de la adolescencia rebelde a la adultez crítica.
Veredicto
Estrategia contra el movimiento es un disco de altísima factura que representa la madurez técnica y temática de la banda en un momento crucial de la historia venezolana.
Este álbum es excelente porque representa el punto más alto de madurez técnica y compositiva de Resistencia en su etapa de Heavy Metal clásico. La ejecución instrumental es superior a la media de su tiempo y contexto, y su coherencia temática es admirable. Es una obra de escucha obligatoria que captura con brillo y técnica la tensión social de la época. De hecho, para aquellos interesados en el rock venezolano este disco puede ser esencial.
Resistencia - Estrategia contra el movimiento (1983)
•Venezuela
•Heavy Metal Tradicional, con fuertes elementos de Rock Progresivo, y matices de Hard Rock
•Excelente
•Esencial para los interesados en el rock venezolano
Músicos
•César Somoza: Voz
•Rodrigo Yoma: Guitarra
•Marco Tulio Ciargo: Guitarra
•Luis Panero Benito: Bajo
•Ricardo Alberto Escobar: Batería

.jpg)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los blogs se alimentan de palabras, gracias por dejar sus comentarios en el mío.
Un abrazo,
Rafael Ortega