-Ysbel Mejías-
Escribo para la mujer, el hombre;
para las personas; no al título
tributario de la pedantería.
Erasmo Fernández
La ciudad es mujer y hombre, también es niñez, juegos, andanzas, miradas silencios y hasta preguntas; es una caja llena de artefactos por inventariar y reconocer la belleza ganas de vivir o conocer lo que hay en las montañas que la rodean. Eso es Maracay una ciudad revelada a través de la voz de Erasmo Fernández, cuya consigna es poetizar, porque la poesía es como el pan para su vida. Su poesía es desenfado y criticidad frente a una ciudad que muta, crece y nos acompaña entre ajetreos y desmanes.
En este nuevo poemario, oscuridad y luz se espejean en cada rincón de esta ciudad cargada de personajes humanos y humanizados como en la "Fragua en el Henry Pittier" poema en el que el clima es asfixiado por la quema del parque. Así Fernández recorre la ciudad observando y participando recogiendo imágenes que describen la urbe:
Con los pies en el día
Hoy disfruto el sol joven,
aquí voy entre la gente
apresuradas por llegar ayer,
por vivir mañana.
Yo voy despacio,
los veo a ellos, al paisaje,
y la lluvia.
Sin duda, los poemas que se aparecen o huyen de su cuaderno de notas, van tomando forma entre la nostalgia, los recuerdos de la infancia y siempre el desenfado para alzar la voz a través del poema que apenas se escribe con un trozo de lápiz o se convierte en una fruta como el mango, incluso la pesgua que es una frutilla prácticamente invisible para el transeúnte de esta ciudad donde las metáforas recorren calles y se estacionan en esquinas. Y es que Erasmo, las descubre con una sencillez que cruza lo hermoso con el cuchillo de la ironía:
Campanas
Tañí con fuerza
las campanas Cuasimodo
de mi pueblo,
dadle bien duro al bronce
hasta fundirlas si es preciso
que hoy es lunes y comienza
la lluvia como la esperanza
de quienes nada poseen.
También para Erasmo Fernández la ciudad es la humedad contándonos historias en una tarde de lluvia:
Ciudad humedecida
Cuando llueve, esta ciudad no espera
por nadie,
la gente saca sus paraguas,
se guarece en los recodos
de los almacenes quejándose
del mal tiempo.
Mientras la lluvia lava, arrastra
huellas, cosas perdidas e inmundicias;
en las esquinas los carros
parecen un cardumen hambriento.
En cuanto escampa en esta ciudad,
las bombillas reflejan ojos de agua,
coloreadas sombras: los transeúntes
andan vaporosos como si flotaran.
Cada poema de ese libro Tercos ajetreos y otros desmanes es un documento que forma parte de un gran archivo poético andante, Erasmo es ese poeta que va recorriendo y reconstruyendo el espacio geohistórico maracayero, es un registro sonoro plagado de ritmos y armonías disonantes descritas a partir del jazz urbano escrito en cada texto de esta crónica poética de Erasmo Fernández.


Qué bello ese tipo!!!!
ResponderEliminarMas desmanes?
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