-Julio César Pérez-
Un cuento de Adolfo Bioy Casares, "En memoria de Paulina", llamó mi atención, no tanto por el tema, sino por su desarrollo y, especialmente, por su conclusión.
No soy conocedor de la obra de Bioy, apenas he leído unos cuentos y su novela "La invención de Morel". Sin embargo, en sus trabajos, Bioy usa lo fantástico como algo cotidiano, natural: nada de extraño tiene que una niña se coma a su familia, la existencia de una oruga gigantesca, o la eliminación de los viejos, por ser viejos.
Lo fantástico como cotidiano siempre me remite a Kafka: "La metamorfosis", donde un hombre amanece convertido en un insecto, que luego convive con su familia, hasta que muere abandonado y repudiado. Este suceso es algo normal, nadie se extraña, no hay interés por saber cómo fue posible esa transformación, se acepta como realidad.
Este tema es recurrente en los cuentos de Bioy, sin entrar en otras consideraciones.
"En memoria de Paulina" es diferente. No hay nada fantástico y la cotidianidad es lo esperado: una pareja que son uno para el otro desde niños, hasta que ocurre lo común en estos casos: la ya mujer se enamora de otro, causando una gran consternación en el hombre.
Luego ocurren hechos también normales, el alejamiento, el olvido, aunque en el hombre, en lo profundo de su pensamiento, persiste el dolor por el abandono. Nada que no haya ocurrido antes en este y otros relatos de otros escritores, donde ocurre la ruptura de lo bioyano, es en el final, cuando el personaje vuelve de su estadía en Londres.
En los cuentos que conozco de Bioy, inclusive en "La metamorfosis", la trama está acompañada hasta el fin con otros personajes, aparte del principal, que son necesarios para construir ese final. El personaje de "En memoria de Paulina" lo hace solo y Bioy le da un carácter enigmático, convirtiéndolo en un cuento psicológico, de dificil comprensión.
Tan es así que me vi obligado a retomar partes del cuento y fijar bien su desarrollo para entender ese retroceso en el tiempo, la visita del fantasma de Paulina y su primera aceptación como un reconocimiento al amor entre ambos. Luego la nueva realidad que le hace ver su pensamiento y que lo lleva a descubrir que Paulina nunca estuvo enamorada de él. Esto hace más complicado el final del cuento.
La verdad es que aún persiste la duda de mi comprensión de ese final, debido quizás a lo enrevesado de su explicación, nada nuevo en la escritura de Adolfo Bioy Casares, y sí muy diferente a otros cuentos del mismo autor.
Este final tan complicado y en la voz de Bioy es lo que me motivó a escribir estas líneas. No soy catedrático ni crítico literario, tan sólo soy un amante de las letras, de la literatura. Este es un modesto análisis de un cuento llegado a mí hace poco.



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Rafael Ortega