lunes, 24 de noviembre de 2025

"Por fin ha comenzado el fin": Soledades, finales y comienzos


-Ysbel Mejías-


Uno no es lo que es por lo que escribe, 

sino por lo que ha leído

Jorge Luis Borges


¿Qué ocurre cuando el fin, ese momento tan anticipado o tan temido, por fin llega? A partir de la lectura de la novela de Han Kan La vegetariana, que nos coloca en un contexto para debatir sobre la vergüenza y los intentos de comprender la vida de los demás, sobre todo nos coloca en tela de juicio sobre la mujer, la familia y los cánones sociales; decidí entonces leer de la misma autora un cuento que ella señala como el precedente para escribir la novela mencionada: Los frutos de mi mujer, un texto desarrollado con una prosa poética desenfadada, donde las imágenes nos colocan en la piel y en la psique de una mujer que se siente violentada, atormentada por las expectativas sociales y transita además por la incomunicación con su pareja, y se va convirtiendo en un árbol: "hace mucho que sueño con vivir solo del viento, el sol y el agua".

Entonces me topé con esta antología de cuentos y poemas surcoreanos, en el que no sólo aparece el cuento de Kang, sino además otros tres narradores y un poeta: Eun Heekyung, Jung Young Su, Kyung-uk y Lee Moon-Jae quienes desde su escritura nos presentan los temas que la literatura contemporánea coreana trabaja; el desarraigo, la confusión existencial, la incomunicación entre parejas y esa sensación de asistir a una nueva época. 

El fin para un nuevo comienzo, por ello en cada texto que compone esta antología aparece como pequeños flashes para mejores despertares frente al caos social actual: el amor, la búsqueda de conexión entre seres humanos y con la naturaleza.

A través de la lectura de este libro se puede pensar que la literatura contemporánea de Corea del Sur, es un nuevo camino que se abre dentro del espectro de la llamada “ola coreana” o Hallyu el cual es un fenómeno que ha generado un impulso global de la cultura coreana a través del K-pop, las telenovelas, el cine, la moda y gastronomía.  

Por ello, para los interesados en conocer la escritura de Corea del Sur, se convierte en una puerta de entrada a la mente y quizás hasta el corazón de esta sociedad que está totalmente tecnificada (hiper-tecnológica) y a su vez muestra ser tradicional. 

La narrativa de los autores presentes en la antología nos lleva al reconocimiento de problemas sociales actuales en el mundo, los cuales desencadenan fracturas en las relaciones humanas producto de la hiper-conexión y de la presión social-laboral que conlleva a un cansancio interminable y a su vez a una actividad constante para cubrir “necesidades” “estilo de vida” “consumos”. 

Otro de los temas que desarrolla la literatura surcoreana, se presenta en el cuento La historia de los nacidos en el año de la cabra, de Kim Kyung-uk, una perspectiva sobre los puntos de quiebre acerca de la historia de su país. De esta manera aparece el carácter identitario de este autor en su escritura.  

Cada narración de esta antología contiene elementos en los que se mezclan el desasosiego, agotamiento y desmoronamiento de mundos construidos, todo esto se muestra de forma minimalista y con una prosa poética atrapante; así por ejemplo una frase del cuento Nosotros de Jung Young Su, me hizo pensar sobre el acto de escribir: "Escribir sin que nadie te lea es más solitario de lo que parece. Un día mientras escribía pensé que me quedaría solo para siempre y de repente me invadió un terror insoportable".

Para el caso de los poemas contenidos en este libro, encuentro que el tono subyace entre lo surrealista y lo onírico, se convierten también en pequeñas historias contadas por desconocidos entre desconocidos pero terminan siendo ramas de un gran árbol cuyo inicio son los filamentos de raíces más pequeñas que surgen desde las semillas y van expandiéndose, desarrollando el tronco hasta llegar a la copa; por tanto los textos de Lee Moon-Jae son también un eco emocional que se interconecta con los cuentos entre soledades, finales y comienzos:


EL DESIERTO


En el desierto

hay algo más abundante que la arena.

Es el espacio entre los granos.


En el desierto

hay más espacio entre los granos de arena

que arena.


Porque hay más espacio

entre los granos de arena,

la arena vive en el desierto.

Así ha sido por mucho tiempo.


Lee Moon-Jae

Poema incluido en la antología Por fin ha comenzado el fin

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Rafael Ortega