viernes, 7 de noviembre de 2025

Palabras bajo libertad (XXVI)

Palabras que son flores que son frutos que son actos... 

Octavio Paz: La estación violenta


Edición: Manuel Cabesa


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Doble imagen: Rebeca Morales Vitas


Rebeca Morales es una joven de Palo Negro que se ha abierto un espacio en la poesía y las artes visuales. Sus poemas tienen una profundidad psicológica sorprendente, son voces que claman en medio de la soledad y el silencio; voces que increpan al mundo y sí mismas. Es esa sensación de desamparo la que hace de estos poemas una especie de lamento donde la locura y la lucidez se confunden en una misma intensidad: la palabra sorda que habla sin ser vista. 


(mcabesa)


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I

En mi mano derecha, un puñal y en la izquierda un testamento.

Ahora sí voltean a mirar, ahora sí me escuchan aunque estoy susurrando, ahora sí se detienen con una hipócrita mirada de sorpresa.

¿Dónde estaban cuando gritaba, cuándo desde mis adentros un océano implacable se desbordaba?

¿Dónde estaban mientras me bañaba en un río de sangre y la soledad cobijaba mi alma?

¿Dónde estaban mientras recogía los escombros de mi triste vida?

¿Dónde estaban mientras yo me desvanecía?

En mi mano derecha, un puñal y en la izquierda un testamento.

Todos miran atentos mis últimos minutos, mi último aliento, el último latido, el susurro que se apaga.

El dolor duele y sin embargo no ha dolido tanto como ser testigo de cuando me apagaba lentamente frente a la mirada inerte de un público que ahora mira desconcertado mis acciones.

Me despido como siempre, susurrando, llevando en mis pupilas un ultimo reflejo de los que me abandonaron mientras en vida agonizaba.



 II

Quisiera no llevar conmigo el frío invierno de recuerdos en mi memoria que desde el profundo gris del llanto me atormenta.

Quisiera no cargar con la culpa de decisiones no tomadas o tomadas sin pensar.

Quisiera huir de mí, que mi alma pudiese volar; mi voz se marchita si me quedo y se pierde si me voy, la jaula sigue abierta pero no puedo irme.

Quisiera sacar el puñal de tus palabras que penetran como una daga en mi garganta, sanar las grietas y que las aves puedan anidarme, sin que mi sangre se escurra en su plumaje.

Quisiera ser la utopía de mi vida, escribir mi propia historia y arrancar del libro las páginas donde me rompiste, quisiera perdonarte como me lo has pedido, pero el tiempo solo ha servido para acumular dolor.

Quisiera huir de mí, que mi alma pudiese volar, mi voz se marchita si me quedo y se pierde si me voy, la jaula sigue abierta pero no puedo irme.

Fotografias: Rebeca Morales, sector Rancho Grande/Maracay

2 comentarios:

  1. Este poema es un grito contenido, una elegía desgarradora que denuncia la indiferencia y la hipocresía social frente al sufrimiento íntimo. Su tono es confesional, dramático y profundamente simbólico.

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  2. Rebeca nos presenta una dicotomía. El abandono, el desinterés de los otros ante su necesidad de comunicación, de que notarán que está viva, hasta que se rebela y luego es capaz de expresar su interior, su soledad y a la vez el temor ante la libertad

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Un abrazo,
Rafael Ortega