miércoles, 26 de noviembre de 2025

Cinco poemas de Roberto Santana


1.


No hay más que recomenzar 

el acarreamiento de la roca

montaña arriba 


Padecer lo que se hubiese 

podido evitar 

recordar lo que tendría que ser 

vivencia presente y no memoria.


2.


Cuando intento entregarme 

a la meditación trascendental 

al cerrar los ojos 

mi mirada de lagarto iracundo 

me lo reprocha 


Se me hace imposible 

aferrarme a una silla espiritual

las condiciones objetivas 

me sacan del estudio aplicado 

de mi mundo interior. 


Escapo al exterior 

sólo para llegar 

al encierro de las calles 

cotidianamente prisionero 

de mí mismo.


Mi único remanso de dicha 

es atisbar al lado oscuro 

de mis lunas 

pero la indignación 

no me lo permite.


3.


Escribo para mostrar 

qué horrible 

es atarse de manos 

uno mismo 

pero la verdad 

es que si no se recuerda 

el propio nombre 

cómo va uno entonces 

a deshacer el nudo 


mil pensamientos 

esperan en las recámaras 

a ser disparados.


4.


Desde aquí 

parece más amigable 

la inconsciencia 

desde aquí mi propia voz 

es como limpiador de pocetas 

para mi piel 

que comienza a envejecer 

mi propia voz es la sustancia 

de mi pesadilla 

la materia de una máquina 

inevitable que va fabricando 

el purgatorio de una fiebre 

que siendo sólo mía 

la veo por el barrio 

y por el mundo.


5.


Hace tiempo que mi cuerpo 

se fue a vender su tiempo de vida, 

otro cuerpo me ocupa, 

bastante parecido, 

hasta conocido me parece, 

hecho con repuestos de automóvil, 

cartones de jugo, 

estuches de DVD, 

blisters de protector estomacal.


Olvida uno con frecuencia 

que ese perolero 

es movido a control remoto. Olvida uno siempre 

que es pistola en mano 

contra sí mismo. 

Olvida uno siempre 

que ese cuerpo vive menos 

mientras más respira. 


Todo eso podría cambiar 

reconquistar uno su cuerpo original, 

respirar y vivir 

ser dueño de sus horas 

y ponerlas frente a sí 

como a un horizonte 

por demás alcanzable, 

pero si mi abuela tuviese ruedas 

yo sería bicicleta, 

toda esa belleza nos evade 

siempre deslizándose 

tras la costumbre de la derrota.



1 comentario:

  1. Un trasunto de la realidad...imágenes que reflejan la búsqueda infructuosa de la espiritualidad, perdida entre los barrotes de la monotonía, el bullicio y la extarnalidad de la vida.

    Los textos dejan un sabor intenso, quizás amargo, pero degustable.

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Un abrazo,
Rafael Ortega