viernes, 17 de enero de 2025

El fantasma del ocio

 


"Un fantasma recorre el mundo..."

Marx & Engels Jazz Duet:

keyboards and drums

 

-Manuel Cabesa-

 

 

El pan y las palabras

 

 

"El recuerdo permite muchas  licencias poéticas. Omite algunos detalles, otros se exageran, según el valor sentimental de los objetos que toca, ya que la memoria  radica preferentemente en el corazón".

Tennessee Williams

 

Se ha vuelto una moda impuesta por las redes sociales algo que llaman "tbt" que son las siglas en inglés de algo así como "jueves de gratos recuerdos", según me han dicho, como si las personas no pudieran recordar cosas gratas el resto de la semana.

El asunto es que este jueves pensando que era jueves me vino el grato recuerdo de la cita de Williams que acabo de citar que tiene que ver con la memoria y el recuerdo; la recordé ayer cuando releyendo los mensajes compartidos en el taller literario Libertad bajo palabra sin darme cuenta o estimulado por esa lectura me dejé llevar por los paisajes de mi propia memoria literaria.

Y lo que inició ese periplo fue esta reflexión de la poeta Ysbel Mejías que repito tal y como llegó a ese espacio:

"Un pan no se entrega hasta que la masa no leve, se dé forma al mismo, se otorgue el tiempo que corresponde para que crezca en su forma que está presentado y por supuesto el tiempo en el horno es vital. Para que la  miga, consistencia, sabor y textura se conjuguen en el poema de comer un pan".

Enigmática y preciosa arte poética que no me he atrevido a tocar que me intriga por la magia de sus palabras.

Y con este mensaje afloró otro grato recuerdo que me llevó lejos en el tiempo, una lectura que me llenó de satisfacción y anhelos con respecto al arte de la poesía:

"¿Cuántas veces, mirando los libros alineados a mi frente, no he evocado la hilera de tablones llenos de pan? ¿Puede una palabra llegar a la página con mayor cuidado, con más íntima atención que la puesta por ellos en sus productos? Daría cualquier cosa por aproximarme alguna vez a la perfecta ejecutoria de sus faenas nocturnas. Al taller blanco debo éstas y muchas otras enseñanzas de que me valgo cuando encaro la escritura de un  texto. El pan y las palabras se juntan en mi imaginación sacralizados por una misma persistencia".

Eugenio Montejo: El taller blanco.

Caracas: Fundarte, 1983.

 

Por esas mismas fechas en que se publicaba "El taller blanco" me acontecieron algunas palabras que derivaron en el poema (?) "El olor del pan", incluido en mi primer libro "Vida en común" publicado también por Fundarte un par de años  después.

A ese texto al parecer le sucede, como dijo Borges (salvando las distancias) de uno de los suyos: "En mi opinión -pero no hay razón alguna para que la opinión del poeta valga más que la de los lectores-, este poema es el mejor... o mejor dicho, el menos malo de los míos. Su virtud consiste en expresar algo verdadero..."

No creo que esto sea cierto con respecto a mi débil ejercicio; sin embargo ha corrido con la fortuna de aparecer en antologías y de vez en cuando algún lector condescendiente me dice que de todo cuanto he logrado publicar, este texto (soy incapaz de llamarlo poema) le resulta el más agradable.

 

EL OLOR DEL PAN

 

De todos los olores

es el del pan

el que más se parece a la poesía

 

El espíritu se regocija

ante su aroma

como ante la frescura

del cuerpo amado

 

De todos los alimentos

sólo el pan

comparte con dignidad

la mesa del poema.

 

Manuel Cabesa

 

En 1997, el poeta Juan Calzadilla visitó Maracay invitado por la querida poeta y amiga Claudia Hernández para compartir en un conversatorio en el foyer del Teatro Ateneo.

No recuerdo para nada el tema tratado esa tarde; yo llegué hasta allí con la intención no sólo de conocerlo sino también de que firmara un ejemplar de su novela "Bicéfalo" (1978) que conservaba en casa.

Al terminar la tertulia me acerqué al poeta en busca de mi recompensa y al decirle mi nombre arguyó:

"Yo publiqué unos poemas tuyos en Imagen", lo cual era muy cierto: Juan generosamente hizo imprimir varios textos míos en la revista a finales de la década anterior; luego concluyó "...y leí también tu libro y de un poema tuyo sobre el pan yo escribí otro como respuesta".

¡Máxima sorpresa!, le pedí el nombre del poema y me dijo en cuál de sus libros podía leerlo; y ya no se dijo más: otros asistentes a la actividad requerían su atención:

 

LAS PALABRAS

 

No sé si las palabras reconocen

también como el pan su sitio

en la mesa. Si poseen instinto

para diferenciar a su dueño

con la precisión con que lo hace

el olfato del perro.

Si como el pan y el vino

ocupan un lugar exacto

en la mesa

comunicando calor

a las manos seguras de

alguien que sabe en este momento

lo que quiere. Si viven

en su fuero a merced

de los que se espera de ellas

prestas a confiarnos,

cuando lo solicitemos,

el poema. O si, al menos dadivosas como el pan,

sólo renuentemente

y con trabas, sabias

por fin entregan

sus vidas oscuras y terribles

a quienes, poniéndoles cerco,

obstinadamente

ensayan descifrar sus misterios

 

 Juan Calzadilla

"Tema para el próximo silbido"

Mérida: Ediciones Solar, 1991.*

 

*Calzadilla es quizá el único poeta venezolano que piensa en los filólogos del futuro y sus poemas rotan por varias de sus publicaciones con pequeñas pero significativas variantes.

 

En este caso cito el texto publicado por primera vez; sin embargo también puede leerse en "Notario al garete" (2000), "Libro de las poéticas" (2006), Ecológo en día feriado / antología personal" (2007) y "Formas en fuga. Antología Poética" (Biblioteca Ayacucho, 2011), que repite la versión de la antología anterior.

Se me perdonará el carácter autobiográfico de estos apuntes, pero como dice el enunciado de Joseph Conrad: "Vivimos como soñamos, solos", así también en el recuerdo muchas veces estamos solos.

 

Para finalizar la impertinencia de hablar de mí mismo y mis lecturas debo decir que en medio de este viaje por la memoria acudieron a la mente nuevas palabras que buscaron su forma como un texto que ilusoriamente pretende acercarse a la poesía y que en medio de su precariedad quiero dedicar a una persona muy especial.

 



 MADRUGADA

 

para Ysbel Mejías

 

En la  penumbra del alba

la artesana del noble alimento

coloca sobre la amplia madera

como en la mesa de un quirófano

el cuerpo informe de la masa

yaciente bajo el lino

para que la ronda del tiempo

los interminables minutos

insuflen de paciencia y amor

al ave fénix que habrá de nacer

del fuego fraternal.

 

Mientras

la duna esponjosa

procede a levantar

su configuración

su cúspide

sus laderas

ella también reposa

humedece sus labios en el café

mientras musita quedamente

la plegaria del poema cotidiano.

 

 Manuel Cabesa

15-16 / ene / 2015

2 comentarios:

  1. Hermosa forma de entrelazar la hechura del pan y el arduo trabajo de selección de las palabras para la creación de un poema. Amasarlas cual harina e ir creando el texto que reposa en una mesa para ser leído y degustado.
    Saludos cariñosos de Dilcia para Manuel.

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  2. J. M. Llerena17/1/25 3:08 p. m.

    El olor del pan... es curioso ese poema. O lo más intrigante (aunque el poema es diáfano), es cómo el aroma se cuela en la memoria, o cómo la memoria lo trae de vuelta, sin que haya olor a pan en el plano físico que habitamos mientras avanzamos en la lectura.

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Los blogs se alimentan de palabras, gracias por dejar sus comentarios en el mío.
Un abrazo,
Rafael Ortega