La estructura del pie es semejante a la de la mano, y quienes se interesen en ello podrán obtener una impresionante lista de homologías. Pero la mano tiene multitud de funciones, las del pie son muy limitadas.
Edgard Mata (Foto: Beatriz Nones, 2008)
-Leonardo Maicán-
Humildad, derivado del latín humilitas y ésta a su vez de humus que significa tierra, es un sustantivo abstracto por el que Edgard Mata siente una cierta alergia concreta. "El creador -el artista- no debe ser jamás humilde", sostiene, y sus palabras dan lugar a una amena discusión que discurre entre lo ético y lo moral en el ser creador. Y agrega: "Del humilde todo el mundo quiere hacer leña". Así es Mata, hombre de encendido verbo, polémico, original, inteligente, perspicaz, agudo, necio y "sacador de piedra" en ocasiones. A este poeta pictórico de sombrero y legendario collar neolítico no le gusta mucho la televisión. Antes bien prefiere la radio, pues al contrario de "cabeza de vidrio" (como llama al televisor), el invento de Marconi (o de Nikola Tesla, la historia duda) solo le "entretiene" un sentido, el del oído, por lo que puede perfectamente estar escuchando la radio mientras trabaja. Él, que con sus manos, en virtud de la "multitud de funciones" que refiere el epígrafe del célebre anatomista canadiense, pasa buena parte de su tiempo trazando líneas y parábolas en el cielo, creando constelaciones totémicas donde la imaginación despliega sus alas de pájaro nocturno.
En su mirada de ancestros griegos y kariñas, Edgard Mata lleva siempre un pincel invisible con el cual gusta delinear el alma humana. Entre tragos de "whisky blanco", me confesó Mata que nació en la población sucrense de Playa Grande en 1953, y que se crió en Maturín. Pintor, grabador, escultor, ceramista, y en sus ratos libres filósofo y poeta, Edgard René Mata Gómez se ha convertido, a fuerza de empeño, dedicación y "necedad" en uno de los artistas plásticos más convincentes de Venezuela. Y discúlpame, amigo, que te haya llamado "artista", y "plástico" además, pues como bien me dijiste otra tarde en que bebíamos cerveza en El Molino: "Yo no me considero artista; yo lo que soy es creador".
El poeta y místico español San Juan de la Cruz escribió que "el más puro padecer trae y acarrea el más puro entender". Así, toda obra, desde el simple verso métrico del poeta enamorado hasta el más acabado cuadro pictórico, pasando por un sinfín de "casos y cosas", representan, en sentido figurado, o más bien en sentido literal, un parto. Y como todo parto, el del artista (el poeta, el pintor, el escultor...) no es menos doloroso. Parto, alumbramiento. Y "padecer dolor" no significa otra cosa que crear, parir ideas. Y en última instancia, entendimiento. De allí que, según las palabras de San Juan de la Cruz, "el más puro entender" radica en Dios, quien con doloroso parto ("el más puro padecer") dio forma y movimiento a la obra cumbre: El Universo.
Segunda edición del Encuentro de Narrativa Urbana “Huellas en concreto” realizado el 24 de junio de 2009 con motivo de la celebración del 83º aniversario del Teatro Ateneo de Maracay. Participantes: César Blanco, Román Funes, Rafael Ortega, Roberto Santana, Alejandro Ramírez y Edgard Mata. Presentación: César León.
A escala humana, el artista (creador, como gusta decir Mata) es un dios, puesto que crea. Pequeño dios humano donde lo angélico y lo demoníaco no se repelen: se complementan. Complementos que en Edgard Mata, el creador, el hombre, el niño, el amigo, se conjugan en un solo verbo dionisíaco e intermitente. De forma ininterrumpida, sus creaciones (solo grabados) han estado presente en todos los salones Aragua desde el 2003 hasta hoy (2011). Aparte de eso, participó en el VII Salón Aragua (1984) con una pintura (un desnudo, del cual desconozco el título). Recientemente, este creador residenciado en Maracay fue galardonado con el Premio Batalla de Carabobo en el I Salón Regional Bicentenario con su grabado Homenaje a la mujer patriota.
Entre otras creaciones representativas de Edgard Mata, destacan: La danza de los Tacarigua (pintura), que se encuentra a la vista del público a la entrada de la Casa de la Cultura, y rechazada por cierto en el Salón Aragua del año 1997; El cabeza de vidrio ilurbinista (grabado, año 2002 o 2003: "Mata no se acuerda bien del año"); Esto no es una hamaca (grabado, 2004 o 2005: "Tampoco se acuerda"); No a la extinción de los asurinis (III Salón Nacional Exxon Mobil, 2004), etc.
Mención aparte merece Vanguardia, grabado con el cual participa en el XXXVI Salón Aragua (2011). Esta obra, Vanguardia, consta de cuatro "delantales" (políptico de 4 piezas): xilografía y colografía sobre tela. Vanguardia es una obra "viva", dinámica, interactiva e instrumental: el espectador puede ponerse un delantal y recorrer el museo. Para decirlo con palabras de Edgard Mata: "La razón de ser de esta obra gráfica es la de sacarla del claustro de la pared y hacerla libre. Que camine, te salude, te recite poemas, te ofrezca un caramelo, te cante una canción... Y que luego los delantales regresen a la quietud de la pared como un acto mágico".
“La palabra pintada” (2009), actividad donde se conjugaron las artes plásticas y la poesía. En la gráfica: Rafael Ortega y Edgard Mata
El pez, junto a la mujer, son una constante en la obra de Edgard Mata. El pez, que es anterior al hombre, representa lo oculto, el subconsciente, aquello que permanece (cauto, silencioso) dentro de las "aguas". Y el agua, como sabemos, es sinónimo de vida, substancia donde se originó el "el primer ser". Por otro lado la mujer, al igual que el agua, simboliza la vida. La mujer es la "madre tierra" hecha carne y espíritu. Es la Venus que, despojada de su manto de inocencia, toma la espada para desbaratar yugos y cadenas, como se evidencia en Homenaje a la mujer patriota, porque la mujer (símbolo universal de la fecundidad) también es sacrificio y, sobre todo, conciencia.
América, 28 de octubre de 2011
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Rafael Ortega