-Alis Teresita Velasco-
La Navidad, esa época del año cargada de luces centelleantes, villancicos y un sentimiento general de alegría y esperanza, también puede ser una temporada de profunda reflexión y dualidad emocional para muchos poetas.
Esta dualidad se manifiesta en el contraste entre la celebración externa y las emociones internas que emergen en este tiempo especial.
Por un lado, la Navidad evoca imágenes de reuniones familiares, intercambio de regalos y la calidez del hogar.
Para el poeta, estas experiencias se convierten en fuente de inspiración y celebración. Los versos pueden fluir con la facilidad de un arroyo cristalino, reflejando la magia y el encanto de las festividades.
Las luces navideñas y los adornos brillantes transforman lo ordinario en algo extraordinario, y la presencia de seres queridos trae consigo un sentido de conexión y pertenencia que se traduce en palabras de amor y gratitud.
La Navidad agita una varita mágica sobre el mundo, y por eso, todo es más suave y más hermoso.
Norman Vincent Peale
Sin embargo, la otra cara de la moneda presenta una realidad diferente. Para algunos, la Navidad puede ser un recordatorio doloroso de lo que se ha perdido o de lo que nunca se tuvo.
La ausencia de seres queridos, la soledad y los recuerdos agridulces se sienten más agudos en medio de la alegría general.
El poeta, en este contexto, encuentra su musa en la melancolía y la introspección. Sus palabras pueden reflejar un anhelo silencioso, una nostalgia que envuelve el corazón como una nevada suave pero persistente.
Aquellos que han dejado de esperar la Navidad son aquellos que nunca esperaron nada.
Charles Dickens
Esta dualidad no es necesariamente negativa; más bien, es una reflexión de la complejidad de la experiencia humana. La Navidad, con todas sus tradiciones y rituales, nos invita a contemplar tanto la luz como la sombra de nuestras vidas.
El poeta, como un observador sensible de estas emociones, captura en sus versos la esencia de esta dualidad. En sus escritos, la alegría y la tristeza coexisten, creando una obra que es a la vez conmovedora y auténtica.
La Navidad no es un momento ni una estación, sino un estado de la mente. Valorar la paz y la buena voluntad, ser generoso de misericordia, es tener el verdadero espíritu de la Navidad.
Calvin Coolidge
En conclusión, la dualidad del poeta en Navidad es un testimonio de la profundidad y riqueza de las emociones humanas.
En sus escritos, encontramos un espejo de nuestras propias experiencias, con todas sus complejidades y matices.
A través de sus palabras, el poeta nos invita a abrazar tanto los momentos de júbilo como los de reflexión, recordándonos que, en la intersección de estos sentimientos, reside la verdadera belleza de la vida.
Honremos la Navidad en nuestros corazones y procuremos mantenerla todo el año.
Charles Dickens
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Rafael Ortega