Los temas que me motivan a escribir están relacionados con la problemática social. En toda mi poesía se abordan casos sobre los niños de la calle, la prostitución, la violación... son las cosas que llaman mi atención
Texto y foto: Rafael Ortega
Una de las voces más jóvenes de la poesía en Aragua es Astrid Salazar (Maracay, 1984), quien obtuvo el primer premio del Concurso Interliceísta Sergio Medina en el año 2001 con el poemario Azules de mi infancia, publicado en el año 2004 por la Editorial La Liebre Libre. Cabalísticamente, tres años más tarde, La Espada Rota editó la plaquette Gloria/Astrid, en compañía de Gloria Dolande, así como El Perro y la Ranalanzó al mercado editorial su más reciente obra: El octavo pecado (2007).
Su obra está caracterizada por la crudeza y nitidez con que describe la realidad de manera fiel y sin ambages, que a veces golpea el rostro de las instituciones y las sociedades retrógradas que maquillan sus defectos para mantenerlos ocultos bajo varias capas de hipocresía.
—¿Cuáles fueron tus primeras lecturas?
—Cuando leí 20 poemas de amor y una canción desesperada, de Pablo Neruda, me influenció muchísimo; después, César Vallejo, Jaime Sabines y Rainer María Rilke, se convirtieron en mis pilares y, más recientemente, Álvaro Mutis.
—¿Piensas que los talleres literarios son fábricas de escritores?
—Los talleres son una guía, un camino, no es que te van a convertir en escritor, sino que te van a ayudar a encontrar ciertos parámetros, ciertas estructuras...
—¿Cuáles temas te motivan a escribir?
—Los temas que me motivan a escribir están relacionados con la problemática social. En toda mi poesía se abordan casos sobre los niños de la calle, la prostitución, la violación... son las cosas que llaman mi atención.
—¿De qué otra fuente te nutres para escribir?
—De la música y la fotografía. Escucho alguna canción y de allí puede partir el tema de un poema.
Su obra está caracterizada por la crudeza y nitidez con que describe la realidad de manera fiel y sin ambages, que a veces golpea el rostro de las instituciones y las sociedades retrógradas que maquillan sus defectos para mantenerlos ocultos bajo varias capas de hipocresía.
—¿Cuáles fueron tus primeras lecturas?
—Cuando leí 20 poemas de amor y una canción desesperada, de Pablo Neruda, me influenció muchísimo; después, César Vallejo, Jaime Sabines y Rainer María Rilke, se convirtieron en mis pilares y, más recientemente, Álvaro Mutis.
—¿Piensas que los talleres literarios son fábricas de escritores?
—Los talleres son una guía, un camino, no es que te van a convertir en escritor, sino que te van a ayudar a encontrar ciertos parámetros, ciertas estructuras...
—¿Cuáles temas te motivan a escribir?
—Los temas que me motivan a escribir están relacionados con la problemática social. En toda mi poesía se abordan casos sobre los niños de la calle, la prostitución, la violación... son las cosas que llaman mi atención.
—¿De qué otra fuente te nutres para escribir?
—De la música y la fotografía. Escucho alguna canción y de allí puede partir el tema de un poema.
A tu criterio, ¿cuáles escritores venezolanos son fundamentales?
—Vicente Gerbasi, Eugenio Montejo, Juan Calzadilla y Juan Sánchez Peláez.
—¿A qué atribuyes que los escritores venezolanos no sean tan conocidos en el exterior?
—Porque no ha habido apoyo para la publicación y distribución de las obras. Ahora es que está empezando, pero se requiere un esfuerzo mayor y aportar los recursos necesarios para que eso se cumpla.
—¿Consideras que es difícil ser escritor en un país de pocos lectores?
—No es difícil. Eso nunca ha sido ningún obstáculo para mí. La razón de que existan pocos lectores no limita mi capacidad de creación. Simplemente escribo y ya. El que lo vaya a leer, que lo lea...
—¿Cómo percibes la presencia de la mujer en el mundo de la literatura?
—La mujer siempre ha sido vulnerada ante la figura de los escritores masculinos. Ahora es que se está fortaleciendo la presencia de la mujer.
—¿Cuáles libros o autores de la literatura universal recomendarías?
—Carta a un joven poeta, de Rainer María Rilke; El arco y la lira, de Octavio Paz; todo lo de Carlos Fuentes...
—¿Crees que las instituciones del Estado prestan el apoyo necesario al escritor?
—Creo que sí. Hasta el momento ha sido reconocido mi trabajo y no tengo ninguna queja hacia las instituciones.
—¿Para qué sirve un escritor?
—Para dejar una huella y marcar su espacio en el tiempo en que le correspondió vivir.
—¿Cómo ves el panorama regional actual?
—Se está haciendo un buen trabajo y están surgiendo nuevos talentos, algunos provenientes de los talleres literarios.
—¿De qué manera influenció el boom latinoamericano a los autores venezolanos?
—Esos autores que marcaron la pauta influenciaron mucho a nuestros escritores porque era inevitable no seguir su estructura, su contenido. Ahora nos toca a nosotros decir lo mismo que dijeron ellos, pero con otras palabras.
—¿Qué opinas de las nuevas tecnologías?
—Son un gran apoyo porque no sólo publican tu obra, sino que te puedes nutrir también, ya que los libros a veces son muy costosos y allí podemos encontrar gran variedad de autores.
—¿Pero no crees que tu obra podría correr el riesgo de ser plagiada?
—Es un riesgo que hay que correr.
—¿Algún día los libros virtuales suplantarán a los tradicionales?
—No. El libro es la obra, la hoja de papel, nada podrá suplantar la presencia de un libro en tu biblioteca. Además, no todos tienen acceso a la Internet, lo cual hace difícil la desaparición física del libro.
—Vicente Gerbasi, Eugenio Montejo, Juan Calzadilla y Juan Sánchez Peláez.
—¿A qué atribuyes que los escritores venezolanos no sean tan conocidos en el exterior?
—Porque no ha habido apoyo para la publicación y distribución de las obras. Ahora es que está empezando, pero se requiere un esfuerzo mayor y aportar los recursos necesarios para que eso se cumpla.
—¿Consideras que es difícil ser escritor en un país de pocos lectores?
—No es difícil. Eso nunca ha sido ningún obstáculo para mí. La razón de que existan pocos lectores no limita mi capacidad de creación. Simplemente escribo y ya. El que lo vaya a leer, que lo lea...
—¿Cómo percibes la presencia de la mujer en el mundo de la literatura?
—La mujer siempre ha sido vulnerada ante la figura de los escritores masculinos. Ahora es que se está fortaleciendo la presencia de la mujer.
—¿Cuáles libros o autores de la literatura universal recomendarías?
—Carta a un joven poeta, de Rainer María Rilke; El arco y la lira, de Octavio Paz; todo lo de Carlos Fuentes...
—¿Crees que las instituciones del Estado prestan el apoyo necesario al escritor?
—Creo que sí. Hasta el momento ha sido reconocido mi trabajo y no tengo ninguna queja hacia las instituciones.
—¿Para qué sirve un escritor?
—Para dejar una huella y marcar su espacio en el tiempo en que le correspondió vivir.
—¿Cómo ves el panorama regional actual?
—Se está haciendo un buen trabajo y están surgiendo nuevos talentos, algunos provenientes de los talleres literarios.
—¿De qué manera influenció el boom latinoamericano a los autores venezolanos?
—Esos autores que marcaron la pauta influenciaron mucho a nuestros escritores porque era inevitable no seguir su estructura, su contenido. Ahora nos toca a nosotros decir lo mismo que dijeron ellos, pero con otras palabras.
—¿Qué opinas de las nuevas tecnologías?
—Son un gran apoyo porque no sólo publican tu obra, sino que te puedes nutrir también, ya que los libros a veces son muy costosos y allí podemos encontrar gran variedad de autores.
—¿Pero no crees que tu obra podría correr el riesgo de ser plagiada?
—Es un riesgo que hay que correr.
—¿Algún día los libros virtuales suplantarán a los tradicionales?
—No. El libro es la obra, la hoja de papel, nada podrá suplantar la presencia de un libro en tu biblioteca. Además, no todos tienen acceso a la Internet, lo cual hace difícil la desaparición física del libro.
La necesidad de escribir poemas
Si no escribo me siento incómoda conmigo misma, siento que me falta algo, me pongo malhumorada cuando no encuentro motivos para escribir un poema. El oficio de escribir se ha convertido en una necesidad para mí
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Un abrazo,
Rafael Ortega