-Kreysi Dersi-
En el vasto universo de la literatura, hay escritores que no solo narran historias, sino que tejen con palabras un mapa único de emociones, pensamientos y reflexiones. Rosa Montero es una de esas figuras que, con su estilo inconfundible, logra conectar con ese singular cableado cerebral de quienes amamos el arte. Su pluma es un puente entre lo cotidiano y lo extraordinario, entre lo íntimo y lo universal.
Montero tiene la capacidad de contar una variedad de cosas —desde lo más trivial hasta lo más profundo— de una forma maravillosa e irrepetible. Su escritura es un espejo que refleja las contradicciones humanas, las luces y sombras de la existencia, y lo hace con una honestidad que desarma. Es esa honestidad, esa valentía para abordar lo controversial, lo que la convierte en una voz indispensable en el panorama literario.
Por eso, decidí dedicarle un poema, un pequeño homenaje a su manera de desafiar las convenciones, de explorar los límites de la palabra y de recordarnos que, en el arte, no hay reglas, solo verdades que merecen ser contadas.
A Rosa Montero
Escribes con la tinta de lo incierto,
con la valentía de quien desnuda el alma.
Tu pluma es un rayo que parte en dos
el silencio cómodo de las certezas.
Hablas de lo que duele, de lo que vibra,
de lo que se esconde en los pliegues del tiempo.
Y en cada palabra, hay un eco de nosotros,
de ese cableado cerebral que solo el arte comprende.
Controversial, sí, pero necesaria,
porque en la controversia nace la luz.
Y tú, Rosa, eres faro y espejo,
un reflejo de todo lo que somos y tememos ser.
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Un abrazo,
Rafael Ortega