"Un fantasma recorre el mundo..."
Marx & Engels Jazz Duet:
keyboards and drums.
Aída M. Calderón Ochoa
Aída Calderón Ochoa es una dama que durante largos años se ha dedicado a la actuación en todos los medios disponibles: teatro, cine y televisión, apareciendo en distintas telenovelas entre las que destaca la recordada “Por estas calles” donde realizó el papel de Nicolasa y en películas como “Móvil Pasional” del maestro Mauricio Walerstein donde coprotagonizó junto a Orlando Urdaneta. Residenciada en tierras aragüeñas ha puesto su talento a favor de la docencia y la producción de espectáculos y piezas teatrales.
Además de esto es dramaturga, recién llega a mis manos “La Gran Parada de la Reina”, su obra “primogénita”. Se trata de una pieza divida en cuatro actos (o cuadros, como prefiere llamarlos la autora) ambientados en Sorte y con los ritos que allí se celebran en nombre de la Reina María Lionza como pretexto para contarnos un viaje, no sólo a la montaña sino también hacia la conciencia de los personajes: un psiquiatra y su esposa, acompañados de un “espiritista”, buscan en Sorte la explicación científica de influencia mágica que ejerce esta creencia entre sus pacientes. En el camino son recibidos por los santos principales de la Corte: el Negro Felipe, Guaicaipuro y la propia Reina quienes los conminan a mantener la mente abierta ante la posibilidad de redención de los humanos, más adelante tropiezan con un delincuente cuya alma perdida se ve recuperada gracias a un “ensalme” que le practica el espiritista y en el penúltimo acto se encuentran con un Ogro que resulta ser una mutación creada en una era post-apocalíptica que les revela con frases luminosas cual es final que le espera a la raza humana si continúa con su carrera de destrucción ambiental. Al final los personajes se dan cuenta que está en nuestras manos crear un futuro donde podamos vivir en armonía con la naturaleza y los dioses que la protegen.
“La Gran Parada de la Reina” es un trabajo de gran riqueza, no sólo en los conceptos que allí se manejan sino también en la manera de ir presentando las escenas para mantener la atención del espectador (o lector) despierta. Antes de comenzar la “función”, a la obra le antecede un ilustrativo prólogo donde se detalla las características del culto a María Lionza, el cual es muy útil para comprender las escenas que leeremos a continuación. Por otra parte Aída Calderón, durante el desarrollo de su pieza, es muy respetuosa con esta creencia y con los que la profesan: su propósito es dejarnos una lección de convivencia ecológica y no poner en tela de juicio la libertad de cultos en nuestro país. Estoy convencido que se trata de una obra de alta factura y una muestra del mejor teatro que se está escribiendo en nuestra región.
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Rafael Ortega